Eugenia Beltrán desarrolla grupos de ahorros comunitarios

Aunque gran parte de la población no tiene ese hábito, ahorrar establece una reserva para el futuro que nos puede sacar de muchos apuros, pero también mejorar nuestras vidas, como asegura Eugenia Beltrán, técnico distrital del Ministerio de Educació

Aunque gran parte de la población no tiene ese hábito, ahorrar establece una reserva para el futuro que nos puede sacar de muchos apuros, pero también mejorar nuestras vidas, como asegura Eugenia Beltrán, técnico distrital del Ministerio de Educación en Monte Plata, que creó un proyecto que ha ayudado a más de 5 mil personas a administrar mejor sus recursos. El Grupo de Ahorro con Enfoque de Mejoramiento de Vidas es una iniciativa que Beltrán comenzó a estructurar a raíz de un taller en el que participó en 2012 donde se trató el tema de los grupos de ahorro.

Intercambiar ideas del funcionamiento de estos colectivos en dicho taller la motivó a estructurar uno en su comunidad, El Ranchito, donde reside con sus 3 hijos y su esposo. Sin embargo, cuenta que al principio nadie quería colaborar con las reuniones y veían la idea como algo extraño y sin futuro.

No obstante, más adelante logró convencer a algunos familiares y amigos muy cercanos. Al ver que daba resultados favorables, no solo ella se emocionó y empezó a darle un carácter de mayor peso al proyecto, sino que también aquellos que rechazaron sus ideas cuando se les invitó por primera vez, regresaron y decidieron formar parte del grupo ilusionados con la idea de poder mejorar sus vidas a partir del ahorro.

Para conformarlos, lo primero que hace Beltrán es motivar a la gente yendo casa por casa. En esas visitas se le explica cuáles son las ventajas de tener un fondo para el futuro y qué posibilidades les brinda para mejorar sus vidas. Luego se les llama a unirse y formar un grupo.

Una vez se produce la conformación del grupo, hacen el contacto con ella para realizar los procedimientos necesarios y todos entiendan la nueva dinámica de trabajo.

A partir de ahí, inicia una modalidad de reunión, con reglas, acuerdos y compromisos nunca vividos por ellos.

La mayoría de personas forma parte de estos grupos motivados por la mala experiencia que tuvieron con entidades tradicionales. Terminan desinteresándose y obtienen resultados que no fueron como la expectativa que veían al principio.

“Cuando comencé a trabajar con estos grupos, me di cuenta que la mayoría de la gente tenía una actitud de desconfianza y conformismo, sobre todo por la mala experiencia que tuvieron con otras entidades en el pasado. Estaban atados al cordón inadecuado, y eso provocaba que su pobreza se fortaleciera”, asegura Eugenia.

La forma en la que funciona

El grupo consiste en personas que deben rendir una cuota establecida para ahorrar, y esto les permite disponer de recursos mejor administrados.

Algo interesante es que en caso de que necesiten un préstamo, el valor que se le podrá facilitar será el total de su capital multiplicado por tres. Es decir que, si tienes ahorrado 6 mil pesos, podrás solicitar un préstamo de 18 mil, que deberá ser devuelto en tres meses.

Sin embargo, para solicitarlo se debe cumplir con ciertos requisitos. Como haber permanecido por dos o tres meses después de haberse iniciado el grupo, los miembros deben determinar las condiciones del solicitante, y luego será aprobado por la mitad del grupo más uno.

Actualmente, Eugenia ha conformado 130 grupos en diferentes comunidades de Monte Plata y La Vega, y quiere ir por más.

“Esta nueva herramienta la quiero promover en organizaciones, instituciones, y líderes comunitarios, de toda República Dominicana, sin importar sus limitaciones y condiciones sociales”, dice Eugenia.

Asegura que estos grupos “van impulsando procesos articulados de mejoras, integración comunitaria, disciplina, cultura de ahorro, aprovechamiento de los recursos locales y la implementación de programas de desarrollo de capacidades”.

“Esto nos abrió los ojos”

Consuelo Jiménez es madre soltera de cuatro hijos. Vivía en una pequeña casa de madera en Monte Plata. Cuenta que después de haber iniciado en un grupo de ahorro en su comunidad, “su vida dio un giro enorme”.

“Mis hijos no estaban en la escuela y vivíamos con muchas precariedades. Lo que conseguía apenas me daba para comer y mal vivir. Pero después de haber escuchado que los grupos de ahorro podían mejorar la situación de uno, me uní al de mi comunidad”, narra.

Asegura que después de unos meses ahorrando, pudo inscribir a sus hijos en la escuela, mejoró la condición de su casa, y vive con mejor administración. “Esto nos abrió los ojos. Uno vive como engañado cuando dice que no tiene dinero para ahorrar. Siempre hay, aunque sea poco se puede ahorrar. Grano a grano se llena la gallina el buche”.

Los grupos han permitido que las familias rurales y más vulnerables, en condiciones de pobrezas marcadas, reconozcan su capacidad y valor, y opten por trayectorias de vida innovadoras, dinámicas y de calidad.

Los grupos de ahorro son relativamente nuevos en el país, sin embargo en varios países de América Latina es algo muy común.

El grupo está enfocado en ayudar más a mujeres

Según explica Beltrán, la creación de estos grupos de ahorro fue motivada especialmente para que las mujeres dispongan de mejores recursos. “Todos sabemos que las mujeres son las que más pesado cargan en la sociedad, pero todavía peor las del campo, porque son sometidas a maltrato y abuso, por eso lo hacemos por ellas”, comentó. Incluso, según señala, el 80 por ciento de los participantes en los grupos son mujeres, “y es una cifra que seguirá creciendo, porque lo queremos y lo necesitamos, para darle una mejor condición de vida a todas las campesinas”. A pesar de eso, asegura que quiere llegar a otros estratos sociales. “Como funciona, creemos que tendremos mucho futuro, y eso se puede notar, porque ya hemos recibido propuestas de instituciones privadas”, revela. 

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