Durante un ataque epiléptico el paciente también puede experimentar pérdida del conocimiento, temblores, mareos, dificultad para hablar y rigidez muscular

La epilepsia es una enfermedad crónica cerebral que aunque puede afectar a cualquier persona sin importar su edad, no le impide desarrollar su vida de manera normal, explica la neuróloga Marcia Castillo.

Esta afección se caracteriza por presentar convulsiones que duran aproximadamente entre 30 segundos y dos minutos, sin causar daños. Sin embargo, cuando una persona tiene estos espasmos involuntarios de manera repetitiva por más de cinco minutos y no despierta entre los episodios, puede terminar con una grave lesión cerebral irreversible.

También hay que destacar que una sola convulsión no significa epilepsia (hasta un 10 % de la población mundial sufre una convulsión a lo largo de su vida), señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Causas

El tipo más frecuente de epilepsia que afecta entre seis y 10 personas, es la idiopática (que no tiene una causa identificable).

“Si el paciente lleva un régimen de vida saludable, acompañado de medicamentos, puede aminorar la cantidad de crisis convulsivas”, comenta la neuróloga.

La epilepsia con causas conocidas se denomina epilepsia secundaria o sintomática. Esta puede ser causada por daño cerebral por lesiones prenatales o perinatales (por ejemplo, asfixia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer), así como malformaciones congénitas o alteraciones genéticas con malformaciones cerebrales asociadas; un traumatismo craneoencefálico grave; un accidente cerebrovascular que limita la llegada del oxígeno al cerebro; infecciones cerebrales como la meningitis y encefalitis o la neurocisticercosis, enfermedad del sistema nervioso; algunos síndromes genéticos y los tumores cerebrales.

Para tratar la enfermedad, Castillo destaca que existen múltiples tratamientos para controlarla, siempre y cuando el paciente tenga disciplina con la toma de los medicamentos.

“En la mayoría de los casos donde hay una intervención médica oportuna y pertinaz se puede controlar, y en un por ciento menor, puede ser declarada curada”.

Asimismo, explica que existe una diversidad de fármacos antiepilépticos, que a la hora de indicarlos el especialista toma en cuenta, por ejemplo, el tipo de crisis que tiene el paciente, si es una mujer en edad fértil, un envejeciente o un paciente polimedicado, entre otras.

Con relación a los síntomas, éstos se pronunciarán dependiendo del área cerebral donde se genere la descarga epileptiforme, pero los más comunes son: pérdida de conciencia, ausencias o pérdidas de conocimiento, trastornos del movimiento y los sentidos (la visión, la audición y el gusto), entre otras.

Castillo sostiene que hay una serie de estudios paraclínicos (exámenes especiales que ayudan a dar un diagnóstico), entre los que se encuentran el escaner cerebral, la resonancia magnética y el encefalograma.

“Es importante la identificación precoz de la enfermedad, así como establecer una medicación regular”, indica la especialista.
Otro punto muy importante es la psicoeducación del paciente y sus familiares, para orientarlos sobre qué hacer y cómo ayudar a su ser querido durante una crisis.

Estadísticas

Según datos de la Organización Mundial de la salud (OMS), unos 50 millones de personas padecen epilepsia, lo que la convierte en uno de los trastornos neurológicos más comunes.

Cerca del 80 % de los pacientes viven en países de ingresos bajos y medianos.
Las personas con epilepsia responden al tratamiento en aproximadamente un 70 % de los casos.

Alrededor de tres cuartas partes de las personas que viven en países de ingresos bajos y medianos no reciben el tratamiento que necesitan.
En muchos lugares del mundo, los pacientes y sus familias pueden ser víctimas de la estigmatización y la discriminación.

Importante
Aunque entre los síntomas de la epilepsia las convulsiones son la principal señal, hay que destacar que estas no determinan que un paciente padezca la enfermedad.

Psicoeducación
Además de la medicación, los especialistas sugieren educar tanto al paciente como a sus familiares sobre la enfermedad, y orientarles sobre cómo deben actuar durante una crisis epiléptica del paciente.

Marcia Castillo, neuróloga.

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