Examen del Gobierno

Un balance al primer año de este segundo mandato del presidente Danilo Medina no puede arrojar una conclusión absoluta. Habría que considerar los aciertos y las fallas para hacer una valoración equilibrada. En cualquier caso, corresponderá a la población juzgar.

Un balance al primer año de este segundo mandato del presidente Danilo Medina no puede arrojar una conclusión absoluta. Habría que considerar los aciertos y las fallas para hacer una valoración equilibrada. En cualquier caso, corresponderá a la población juzgar.

De todas formas, se pueden hacer consideraciones en atención a realidades. El año que acaba de cumplir acusa una característica muy distinta a todos los del primer período, marcado por una aprobación generalizada, parte de ella estimulada por una oposición que nunca contó con la posibilidad de que optaría por una reelección.

Este año marcará todo su ejercicio. Los escándalos de corrupción son una diferencia muy acentuada. Dieron pie a una vigorosa reacción de la clase media y las fuerzas de oposición.

Sin embargo, el presidente Medina ha logrado capear el temporal y ha mantenido la gobernabilidad dentro de los estándares democráticos. Habría que reconocerle la tolerancia hacia las críticas.

Asimismo, no ha mermado en sus iniciativas. Sus recurrentes visitas sorpresa a sectores marginados han ayudado en ese propósito. Pero habría que consignar que ese programa ha debilitado el rol institucional del sector agropecuario, subsumido por su agenda de prioridades.

En general, ha mantenido su llamada “Revolución Educativa”, aunque el programa de alfabetización perdió impulso. Es perceptible la sostenibilidad de la red vial, pero ha perdido impulso, lo mismo que obras esenciales para muchas comunidades. La recuperación de hospitales ha devenido en un atolladero que se acentuó durante este año. Fue un error intentar reformular tantas infraestructuras de un tirón. Es un problema que erosiona gravemente su imagen e impacta negativamente a los más pobres.

En la prevención y control de la criminalidad y la violencia no hay nada nuevo que contar. El gobierno sigue perdiendo la batalla y la ciudadanía sufre las consecuencias.

Al presidente Medina y a su equipo hay que reconocerles que mantienen una economía estable, con crecimiento sostenido, sin inflación.

El Presidente debe tratar de mejorar la confianza en su Administración. Enfatizar la transparencia, después de estos escándalos, es clave. Debe hacer contribuciones medibles, con visión de futuro, al desarrollo institucional de la República. Es un intangible, pero por los frutos, lo recordarán.

Posted in EditorialEtiquetas

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas