Oportuna advertencia

La Junta Central Electoral (JCE) ha sido suficientemente perceptiva al observar el derrotero que va tomando una campaña electoral madrugadora en el seno de los partidos políticos, pero que con el inevitable uso de los medios de comunicación y las redes sociales trasciende a todo el país.

La Junta Central Electoral (JCE) ha sido suficientemente perceptiva al observar el derrotero que va tomando una campaña electoral madrugadora en el seno de los partidos políticos, pero que con el inevitable uso de los medios de comunicación y las redes sociales trasciende a todo el país.

Como bien ha advertido esa institución, todavía faltan dos años y cuatro meses para las elecciones presidenciales y congresuales y casi igual período para las elecciones municipales, es decir, dos años y dos meses. Desatar un carnaval de aspiraciones desde ya es una imprudencia.

Lógicamente no se puede impedir a ninguna persona que aspire a cualquier puesto público, pero debe sujetar sus aspiraciones en el marco de los plazos y previsiones de la ley. Deben considerarse también los tiempos de la República, vitales para la creación de las riquezas que se obtienen mediante el trabajo cotidiano.

Los procesos de promoción, por más que estén enfocados entre los partidarios, siempre conllevan costos. Las reuniones de personas, traslados y movilizaciones con esos fines los tornarían difíciles de sostener a largo plazo. Si se aguantan y calculan, se evitarían las hipotecas para financiar sus actividades proselitistas, que a la postre les resultan muy gravosas, moral y socialmente.

Más aún, una campaña larga, por más orientada al interior de los partidos, también se convierte en una fuente de conflictividad y choques verbales poco constructivos a la paz partidaria y social. Asimismo, termina siendo demasiado retadora a la iniciativa y a la creatividad. Obliga a excesivos discursos y a lanzar ofertas insostenibles que sólo sirven para el descrédito político que la gente interpreta como pura politiquería.

Desde esa perspectiva, la JCE estaría haciendo un favor a quienes están embarcados en esa campaña precipitada.

Lo ideal sería que los recursos que el Estado provee a los partidos y los que reúnen por cuenta propia, los dediquen a la formación de la militancia. La formación política, y con ella la ciudadana, es una de las grandes carencias del ejercicio público. Si los partidos se dieran por enterados harían una importante contribución a la Nación.

La advertencia de la JCE no podía ser más oportuna. Los aspirantes madrugadores deben agradecerlo. Deben hacerle caso.

Posted in EditorialEtiquetas

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas