Villa González. El deterioro de los servicios, aumento de hechos de criminalidad y violencia, unido al deterioro de puentes, abandono de los trabajos de la parroquia San Pablo Apóstol, muestran el rezago en que vive el municipio de Villa González.
A estos males se agregan las precariedades en que malviven decenas de familias afectadas por las lluvias en noviembre del pasado año con la crecida del río Arrenquillo. Desde amas de casas, taxistas, representantes del sector comercio se quejan por la situación de abandono del parque municipal, por la falta de iluminación.
“La parroquia tiene ya un año y seis meses que fue intervenida y nada que terminan. Desde que fue trasladado de aquí el padre William Almonte, hay poca gente que se preocupen por los problemas de Villa González”, expresa Justino Bartolo. El problema de la inseguridad es de las mayores preocupaciones que tienen los moradores de este municipio ubicada al noroeste de Santiago.
“El parque principal de este municipio ni siquiera tiene luces y desde su última intervención hace ya casi dos décadas”, aduce la comunitaria Rosa Martínez. Mientras el puente levantado a la entrada a la ciudad, lleva prácticamente un año con daños en su estructura.
Desde el pasado miércoles, el Ministerio de Obras Públicas sometió la pasarela a un proceso de reparación, debido a que los aproches presentan problemas con derrumbes que provocaron la formación de un gran hoyo. Los trabajos ocasionaron dificultades en el tránsito vehicular, lo que permite solo abrir un carril.
El taxista José Pérez criticó la situación de indiferencia en que viven decenas de familias afectadas por las constantes crecidas que ha tenido el río Arrenquillo. Pérez asegura que muchos duermen donde le tome la noche o en casas de vecinos o parientes, pues las autoridades se mantienen indiferentes a la situación. En tanto, que grupos de la sociedad civil buscan someter al exalcalde por supuestos manejos irregulares de los fondos para obras destinadas para ese municipio.
