Vida sexual
Vida sexual

Esta situación obedece a varios factores, entre ellos la falta de conocimiento sobre el tema y orientación de los padres

Según datos consultados, República Dominicana ocupa el quinto lugar en embarazos entre niñas y adolescentes entre países de América Latina y el Caribe.

Esos datos apuntan a que un 22 por ciento de las adolescentes entre 15 y 19 años en el país ha estado embarazada, a los 19 años alrededor del 42 por ciento de las adolescentes habían sido embarazadas y el 34 por ciento ya es madre.

El aumento de la fecundidad y maternidad en adolescentes nos lleva a pensar si nuestras políticas públicas de salud sexual y reproductivas están siendo encaminadas de manera correcta. Los funestos acontecimientos acaecidos en el país en los últimos días, que han envuelto a adolescentes embarazadas, sugieren una revisión de esas políticas.

“Es importante hablar de la sexualidad con los hijos, desde la temprana infancia, si queremos tener la confianza de que nuestros hijos hablen con nosotros en la adolescencia de ese tema y no se limiten al entender que es un tema tabú para los padres. Si no educan los padres y la Escuela, educa el internet, la música misógina que escuchan actualmente sin entender el mensaje que reciben o se mal educan con sus coetáneos”, así lo entiende Vanessa Espaillat, psicóloga clínica, terapeuta familiar y de pareja abordada sobre el tema.

Explica que entre los tres y cinco años los niños empiezan a tener curiosidad sobre la sexualidad e inician con preguntas relacionadas con el embarazo y el parto, se preocupan por las diferencias sexuales. Asegura que cuando inician juegos masturbatorios, necesitan ser orientados, porque descubren que tocar sus genitales les da placer, al conocer su cuerpo y tratan de descubrir la función de ellos.

“Es importante para ellos saber que masturbarse es un evento privado, que se hace a solas si uno quiere. También es necesario ayudarlos a cuidarse de posibles abusadores sexuales. El tocar estos temas en la infancia ayuda a desarrollar la confianza de hablar con naturalidad, con la verdad, de la sexualidad, ayudándoles también a entender que es un evento privado entre dos personas que cuando son adultos están juntos porque se quieren y disfrutan su sexualidad, haciéndoles ver a ellos que podrán disfrutarla como una promesa de futuro cuando sean adultos. De esa manera, la humanizamos, a diferencia de la pornografía que la deshumaniza”, señala Vanessa.

En la pubertad -continúa su explicación la psicóloga- necesitan conocer los cambios que sus cuerpos van a tener para que estén preparados, hablarles también del enamoramiento y cómo van a manejar sus deseos sexuales hasta que tengan edad para tener pareja, de la masturbación, y más adelante una vida sexual activa.

¿Quién aborda a quién? ¿La madre a la hija y el padre al varón? ¿Y si es homosexual?

“Como las madres tienen un cuerpo femenino pueden hablarles por experiencia de esos cambios, y dependiendo de cómo se sientan con su propia sexualidad, ayudar a sus hijas a asumir estos cambios como algo natural y hermoso. El padre que creció como hombre podrá hablarles por experiencia a sus hijos y ayudarles a vivir con naturalidad esos cambios. Un hijo homosexual adolescente necesita la misma preparación que uno que sea heterosexual”.

Vanessa destaca un tema importante y es el de esperar para iniciar una vida sexual activa a tener la madurez física, emocional, y tener la responsabilidad de cuidarse.

“Tomando en cuenta que no estar preparados para iniciar una vida sexual activa puede acarrear embarazos indeseados, relaciones que hacen daño emocionalmente y problemas por enfermedades de transmisión sexual. Motivaciones inadecuadas para iniciar una vida sexual activa serían:’ lo hago porque todos lo hacen’, ‘siento curiosidad’, ‘complacer a la pareja para que no me deje’’, ‘porque quiero su afecto’. Y en los estamentos pobres de nuestro país según investigaciones realizadas, ven el inicio de la sexualidad a temprana edad y el embarazo a esas edades como algo natural, porque en esas comunidades las madres y abuelas se iniciaron también a temprana edad, y si la joven se muda embarazada con un hombre adulto, la pobreza de la familia disminuye”, enfatiza.

Dice que no lo ven como un abuso, cuando de hecho lo es y “si vemos las tragedias que han acontecido recientemente en nuestro país, que han involucrado jóvenes adolescentes. Ha faltado confianza para hablarles a los padres de ese abuso y para darse cuenta la familia que una niña a temprana edad no está preparada para manejar su sexualidad sin un embarazo”.

Ayuda también en la educación sexual el ver a los padres con sus parejas teniendo relaciones de amor, respeto y admiración. Porque les servirá de ejemplo para buscar una pareja que le ame y le respete, y no aceptar la primera persona que aparezca en sus vidas sin poder evaluar si vale la pena.

“Ayudar a los adolescentes a que ellos reflexionen sobre qué quieren hacer con su sexualidad, cómo se van a cuidar, y cuál es la ventaja de esperar a estar con la persona adecuada, es más efectivo que ser impositivos”, indica.

“También, el tener una relación afectiva con los padres, la confianza para hablar de cualquier tema, saber que su amor es incondicional, aunque poniendo límites claros, consecuencias establecidas para el mal comportamiento, es lo que ayudará a que los jóvenes no inicien una relación sexual a destiempo buscando en el sexo el afecto que no tienen en sus hogares”, subraya la psicóloga.

Padres y educadores en la tarea de orientar

“La educación sexual tiene dos partes, una es la informativa, y en esa área la escuela puede ser un apoyo para los padres; la otra es la afectiva y esa depende de los padres o de los cuidadores primarios. No basta con dar información si los jóvenes han crecido sintiendo que la sexualidad es un tabú, un tema prohibido, o la necesitan para buscar el afecto que no tienen. Por eso, padres y escuela necesitan apoyarse en el programa de educación sexual. Los orientadores en las escuelas que son profesionales de la salud mental son los que están preparados para abordar el tema de manera científica y abordar las inquietudes de los jóvenes”, asevera.

Cuando hacemos preguntas a los adolescentes sobre los temas que nos interesan que se cuiden, les ayudamos a que sean ellos que tomen sus decisiones. Por ejemplo, ¿qué pasaría con tu vida si en estos momentos salieras embarazada?, ¿cómo afectaría tus proyectos de vida? ¿Qué etapa de tu vida dejarías de vivir?,¿si embarazaras a una adolescente qué pasaría con tu vida? ¿Cuál sería tu responsabilidad en esa situación?, ¿cómo asumirías la responsabilidad que te corresponde?

Asegura que parte de la educación sexual es hablarles sobre los métodos anticonceptivos, “cuando se les toque el tema de la relación de pareja, qué hace que una pareja sea funcional o disfuncional, qué es la paternidad responsable y la planificación familiar, y como parte de ese tema, antes de irse a la universidad, conozcan los métodos de planificación familiar”.

Dice que es importante ayudar al adolescente, por su ciclo de vida, a pensar en sus proyectos personales, en lo que quiere lograr y “ayudarlo a ver que la sexualidad será una hermosa experiencia cuando esté maduro para cuidarse emocional y físicamente, que con responsabilidad pueda asumir su vida de pareja con personas adecuadas”, enfatiza.

Vanessa Espaillat, psicóloga clínica y terapeuta familiar.

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