Continuación de la carta del ingeniero Dájer, contestando el discurso del
presidente Balaguer y los comentarios del señor Félix Benítez Rexach.
El Aliviadero del Yuna y el Canal Cristóbal – 3
Listín, 25 de marzo de 1969

El Canal Cristóbal: lo proyectó el Estado Dominicano y lo construyó la firma Lara y Dájer a un costo de RD$1,875,704.30. Su capacidad de 15m3 por segundo era suficiente para el riego de 250,000 tareas de tierras del Valle de Neyba pertenecientes a tres provincias fronterizas pobres, quizás las más pobres no solo de la frontera, sino de todo el país: Barahona, Independencia y Bahoruco.
El proyecto fue elaborado totalmente por la Dirección General de Riego, dependiente ésta unas veces de la Secretaría de Agricultura y otras de la Secretaría de Obras Públicas. Sus características principales son:
a. Un Canal Principal de 15m3 de capacidad con su embocadura en la laguna de Cabral, que le servía de fuente de abastecimiento y vaso almacenador de los excedentes del Yaque del Sur
b. El lateral Duvergé para 8m3 de
capacidad
c. El lateral de Neyba también para 8m3
d. El desvío del río o canal de
alimentación del río a la laguna para 50m3;
e. La red de canales terciarios
f. La red de zanjas colectoras y de
drenaje
g. El vertedor de demasías y
compuerta de desagüe de la laguna al río; y
h. La zona de riego, compuesta de tierras llanas salobres, de más de medio millón de tareas, que los agrónomos y técnicos de la Secretaría de Agricultura consideraban fácilmente recuperables por simple lavado. De la zona se hizo un cuadriculado topográfico a distancias de un kilómetro de muchas de cuyas intersecciones fue que los técnicos de Agricultura tomaron muestras de tierra para la determinación del pH y la salinidad.

La laguna es un vaso de almacenamiento natural de los excedentes del río, con una extensión promedio de 50 millones de m2 y una capacidad útil de 100 millones de m3 de agua en tan solo dos metros de elevación de su nivel, equivalente a las 2/3 partes del volumen útil total almacenable por la Presa de Tavera, capacidad por sí sola suficiente para abastecer el canal por más de tres meses sin contar con el reabastecimiento, lo que garantizaba la permanencia del caudal durante el año entero, pues el proyecto contemplaba reabastecer la laguna no solo con las esporádicas avenidas, sino también diariamente y durante 12 horas, con el volumen disponible en el río al través del canal de alimentación, ya que el Central Barahona solamente utilizaba el agua del río durante 12 horas diarias para el riego de sus campos de caña.

El costo por tarea regada, que apenas si rebasaba el ínfimo valor RD$7, y la circunstancia de disponer de un vaso natural de almacenamiento, sin necesidad de producir éste artificialmente a un costo de muchos millones de pesos, unidos a sus otras favorables características, hacían del Canal Cristóbal el más interesante proyecto de regadío en todo el territorio nacional.

El proyecto, después de largos años de estudio, fue completado en 1952, cuando la Dirección General de Riego formaba parte de la Secretaría de Obras Públicas y fue ésta la encargada de someterlo, con recomendación favorable, a la consideración del Gobierno. Éste, después de ponderarlo en sus cualidades y alcances, lo consideró de verdadera importancia para el desarrollo de las tres provincias del Sur y resolvió proceder de inmediato a su construcción, confiando, entre muchos aspirantes, a D. Jacobo de Lara y al que suscribe, la tarea de hacerlo una realidad, firmándose en consecuencia un contrato por unidad de obra que tenía como límite el valor del presupuesto preparado por la Secretaría de Obras Públicas y, como norma de ejecución para todo el trabajo, las señaladas por los planos y especificaciones previamente preparados al efecto por la dirección general de riego y que formaban parte integrante del contrato.

El canal se completó para mediados del año de 1955 y su inauguración fue una pública manifestación de la fe que el Gobierno y los habitantes de la región tenían en la obra y en sus benéficas consecuencias sociales y económicas para el Sur y para toda la república.

Previamente a su inauguración, la obra terminada fue recibida conforme por una comisión designada al efecto por el Poder Ejecutivo, compuesta por el Ing. Humberto Ruiz Castillo, Asesor del Presidente de la república; el Ing. Guillermo Castro L., Director General de Riego; el Ing. José B. Almonte, Inspector General al Servicio de la Dirección del Presupuesto, y el Ing. Rafael Aybar de Castro, Subsecretario de Estado de Obras Públicas, comisión que dijo, entre otras cosas que: “….las obras del canal Cristóbal estaban bien ejecutadas y por consiguiente en condiciones de recepción”.

Es decir, que la construcción, que es la que directamente me atañe, se hizo correctamente, no queriendo decir con esto que el proyecto, en el que no participé de ninguna manera ni total ni parcialmente, fuera deficiente en algún aspecto, pues siempre lo consideré y lo sigo considerando como bueno.

Durante la construcción se presentaron ciclones productores de grandes aguaceros y consecuentes inundaciones que paralizaron la obra por semanas enteras, uno en septiembre de 1953, y Hazel, de triste recordación por los daños y muertes que produjo, en el 1954. Ambos ocasionaron el desbordamiento del río Yaque del Sur, cuyas aguas fueron a tener al Lago Enriquillo atravesando todo el valle de Neyba y produciendo daños de poca monta a la obra en construcción.

Continuará la próxima semana

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