En febrero de 2016 se presentó un movimiento cooperativista en apoyo al entonces candidato presidencial Danilo Medina. La política partidaria no es ajena a cualquier movimiento social y personas identificadas como cooperativistas difícilmente se pueden mantener extrañas a la dinámica política. La experiencia no es exclusiva de la República Dominicana e incluso algunos han ido mucho más allá: en 1917 el Congreso del Movimiento Cooperativista británico decidió crear un partido político con el fin de llevar adelante las ideas del cooperativismo centrando su lucha en defender los valores del cooperativismo, así como el reconocimiento de la economía social. En las elecciones del año 2017, lograron 36 asientos, aumentando en 12 con respecto al año 2015. Es una experiencia digna de estudiar.

En nuestro país, altamente politizado, el cooperativismo no ha caído en el desvío partidario e incluso los partidos no han mostrado una agenda que busque controlar el sector.

El primero que ha apoyado institucionalmente al cooperativismo ha sido el presidente de la República, Danilo Medina, quien durante el año 2016 realizó 154 visitas sorpresas, promoviendo la asociación de hombres y mujeres del campo, apuntalando 930 proyectos con una inversión superior a los 33 mil millones de pesos, fomentando las cooperativas.

El impulso presidencial se evidencia en las siguientes cifras oficiales del Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo, IDECOOP, registrándose para el año 2012 la cantidad 677 cooperativas, aumentando significativamente el número a 867 el año 2016. En este año 2017 se están incorporando un promedio de una cooperativa cada dos días y medio, existiendo alrededor de 800 grupos cooperativos que están dando los pasos necesarios para alcanzar la incorporación y trabajar bajo el manto de la Ley 127-64 y ser parte del sector de la economía social que agrega alrededor de un millón ochocientos mil asociados, aportando alrededor del 3% del PIB dominicano.

Ulises Francisco Espaillat, un portento de honestidad, escribió una serie de artículos en los cuales defendió desterrar el individualismo indisciplinado. Su ideario se enmarca en el parámetro de la solidaridad con el débil social. Propugnó por la conformación de sociedades de oficios y culturales. Abogó, y fue un pionero, por cooperativas en forma de cajas de ahorro, que permitieran el acceso de los productores al crédito con intereses blandos.

El profesor Juan Bosch dejó un legado en favor del cooperativismo. Él creía en el trabajo asociativo y la economía social. Nunca dejó de ver hacia el piso de la sociedad y jamás cejó en plantear soluciones sobre la base del trabajo creador, enseñando a pescar y no regalando el pescado. Fue un sembrador de ideas y el cuerpo legal que hoy rige al cooperativismo dominicano fue trabajado por su equipo de gobierno el año 1963.

Danilo Medina ha recogido el pensamiento de Espaillat y busca en los surcos del sembrador Juan Bosch las semillas para germinar una economía social fuerte y solidaria, con visión de estadista apartada de la miopía propia de muchos dirigentes partidarios. Hoy la República Dominicana exhibe con orgullo un movimiento cooperativista dinámico y vigoroso, con altura de miras y con sentido de propiedad, dándole cabida a todo aquel que se comprometa con la filosofía del sector sin importarle simpatías partidarias. Dentro del cooperativismo se va a trabajar, a formarse profesionalmente y como ciudadano activo, a ejercer prácticas democráticas que garantizan la horizontalidad. Todo ese espíritu ha sido respetado, protegido e impulsado por el presidente Danilo Medina, quien ha actuado como un cooperativista más.

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