La tendencia alcista del petróleo en los mercados internacionales está poniendo en apuros importantes supuestos sobre los cuales se formuló el presupuesto dominicano del año que finaliza y abre un escenario de dudas en relación a la propuesta fiscal del 2018.Aspectos como el subsidio eléctrico, la tasa de inflación, el costo del transporte y las recaudaciones fiscales basadas en impuestos a los hidrocarburos están amenazados de variación, con los cambios en la cotización del crudo.

El costo promedio proyectado para formular el Presupuesto General del Estado del 2017, de US$49.5 el barril de crudo, ha ido remontado en las últimas cuatro semanas y aunque los pronósticos de organismos como la Agencia Internacional de la Energía (AIE) dan cuenta de que se mantendrá por debajo de los US$60.0, los niveles a los que ha llegado el WTI, el referente para el mercado americano, ya ofrece riesgo o amenaza para algunas previsiones presupuestarias. Ayer el barril del crudo de Texas, como también se le llama al referente americano, cerró en la bolsa de Nueva York a US$55.70. Gran parte de los primeros nueve meses del año la cotización estuvo rondando los US$50.00 el barril.

Vínculo directo al Presupuesto

Directamente vinculado al Presupuesto, el costo del petróleo incide en el subsidio al sector eléctrico, categoría de transferencias que por el comportamiento bajista del crudo de los últimos años, bajaron permitiéndole al Gobierno un ahorro, una parte del cual utilizó para mantener la construcción de la central Punta Catalina cuando el financiamiento externo concebido se suspendió a causa de problemas internos que enfrentó el financista, el BANDES de Brasil.

De seguir la tendencia alcista del crudo podría reaparecer también el concepto subsidio al transporte de carga y pasajero, una modalidad que fue establecida temporalmente en el país durante el año 2007 y que se prolongó hasta el último semestre del año pasado, y que abarcaba un volumen mensual de cuatro a cinco millones de galones de gasoil exonerado a los transportistas de pasajeros y carga. Además, un incremento del costo del barril de petróleo también provocaría un encarecimiento de la generación eléctrica, que todavía es en alrededor de un 40% en base a hidrocarburos, especialmente fuel oil número 6. Como el Gobierno decidió, desde finales del 2011, no aumentar la tarifa eléctrica hasta tanto no se lograra una reducción del costo de generación, asumir las alzas tarifarias que provocan las alzas del crudo representaría retomar las transferencias al sector eléctrico.

Alza del crudo aumenta recaudaciones fiscales

También puede afectar el resultado de la cuenta corriente de la balanza de pagos, revirtiendo una tendencia superavitaria de los últimos años, porque aumentaría el valor de las importaciones. El único aspecto que no sería netamente negativo para el Gobierno, en un escenario de alzas del petróleo y su correspondiente arrastre en los derivados de crudo, sería la parte recaudatoria, debido a que los impuestos a los combustibles son tipo ad valorem.

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