“Cuando un amigo se va/ queda un espacio vacío/ que no lo puede llenar/ la llegada de otro amigo./ Cuando un amigo se va/ queda un tizón encendido/ que no se puede apagar/ ni con las aguas de un río./ Cuando un amigo se va/ una estrella se ha perdido/ la que ilumina el lugar/ donde hay un niño dormido…” (Es que ayer partió hacia la eternidad Randofo Núñez Vargas, ese hombre de calidad humana excepcional, héroe constitucionalista, solidario de las mejores causas, a quien hace pocos días sus compañeros de armas y de exilio le rendimos un alegre reconocimiento en Bonao, su lar irrenunciable).

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