Seguir un proceso político se torna complejo si se dificulta la lectura de las señales. Un proceso es como una enorme ola, los que están en su cresta pueden ver desde arriba, saben para dónde van y dónde están. En cambio, los que están debajo ni saben dónde van ni dónde están; los primeros pueden estar advertidos de cómo desembocará, no así los de abajo.En la cresta se ve todo el panorama, las señales se leen claramente. Un adagio chino habla de que para orientarse y conocer el rumbo se mira por encima de los árboles. Este detalle permite trazar la estrategia para alcanzar los objetivos.

Un aspecto importante es conocer la procedencia de las señales.

En algún momento, el profesor Bosch comentó que las cosas son importantes no por lo que significan, sino por quien las dice. En el lenguaje coloquial se dice: “las cosas se cogen de quien vienen”.

Por ejemplo, en un programa de TV presentado el lunes pasado, se dio a conocer un reportaje sobre el Metro, preparado durante varias semanas, según confesión, y con todas las facilidades; todo se centró en su constructor. Se tenía la aprehensión de que se trataba de una de esas campañitas contra el ex presidente Leonel Fernández, quien ordenó su construcción.

Fue una pobre argumentación contra Diandino Peña. Se cuestionó la relación de muchas de las empresas con familiares del constructor, lo que no está bien, pero en ningún momento se mostró disipación de los recursos financieros. Se sabe que la Cámara de Cuentas auditó en su momento esa obra, sin ninguna consecuencia delictual.

El día siguiente, martes, la Sala Penal de la SCJ rechazó, a unanimidad, un recurso de apelación interpuesto por el Procurador General contra la decisión del Juez de Instrucción, Francisco Ortega, poniendo en libertad a Víctor Díaz Rúa, quien fue en los dos últimos gobiernos presididos por Leonel Ministro de Obras Públicas, y a Ángel Rondón.

En el imaginario popular y mediático se temía que el exministro se vería afectado, como una acción política que iba finalmente contra Leonel. Sin embargo, el caso ha terminado dando señales que apuntan en otra dirección.

Se comenta en los corrillos y mentideros que lo de Diandino es una retaliación de un importante grupo económico que compró hace más de diez años maquinarias retroexcavadoras, sin ser su ramo, por un valor de más de 30 millones de dólares y, aunque se le prometió contratarlas, no se utilizaron. Ese grupo económico, con presencia en ese medio, esperó la destitución del Ing. Diandino Peña, para hacerle una reiterada campaña mediática para descalificarlo y hacerlo caer preso. Si, además, hay un funcionario envuelto, como se dice, se sabrá.

Imposible suponer una relación de Diandino con Leonel, éste salió del gobierno hace cinco años y el primero se quedó.

Tampoco se ha visto ahora injerencia de funcionarios, para privar de su libertad a Víctor Díaz Rúa; excepto el adefesio del Procurador.

Definitivamente, la reelección se quedó atrás, aunque se escuchen truenos y se vean relámpagos. Los admiradores de Leonel no deben dejarse provocar y darles seguimiento a las señales, para no ser sorprendidos; extender un laurel de unidad para cohabitar sin retaliación a todos, sólo así se gana y se gobierna asumiendo los desafíos.

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