Alimenta, nutre, enriquece, refresca, hidrata… y es capaz de cambiar el sabor y la textura de un plato. Y es que la fruta que nos expulsó del paraíso es, sin lugar a dudas, una de las reinas en la cocina. Esta fruta es muy versátil, pues usarla tanto cruda como asada o cocida nos brinda la oportunidad de preparar diversos platos en la cocina. Por ejemplo, resulta ideal para preparar ensaladas dulces, helados, bizcochos y flanes , aportando un toque de frescura a cada receta. Así, se puede preparar con ella una deliciosa sangría, combinando sus distintas variedades. La manzana, además, es un ingrediente muy habitual en la repostería, no solo para la famosa tarta de manzana, sino también para rellenos de compotas.

En relación con los platos salados, las manzanas al natural troceadas combinan a la perfección en recetas como la ensalada de Nochebuena, o en otras preparaciones más sencillas.Una forma innovadora de preparar estas ensaladas es incorporar algo de queso rallado e introducirlas durante 5 minutos al horno, obteniendo una deliciosa ensalada templada. Algunas variedades de pulpa consistente y sabor ácido, pueden acompañar como guarnición a determinados platos con carnes, contrastando las sensaciones de los dos sabores en el paladar. Usando la manzana cocinada, será perfecta para preparar el lomo de cerdo relleno. Esta delicia es tan imprescindible en la cocina como en muchas lo es el limón, un toque de acidez puede mejorar muchos platos, pues del mismo modo lo hace la manzana.

La manzana tiene un gran poder antioxidante que ayuda a luchar contra las inflamaciones, a regular el sistema circulatorio, facilita la eliminación de las toxinas, previene enfermedades cardiovasculares y resulta ideal para combatir la hipertensión. Las mejores manzanas para comer tienen la piel tersa, pero no dura, y una carne dulce y jugosa. La mayor cantidad de variedades se pueden encontrar en otoño y principios de invierno.

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