Aclara el dilecto y anecdótico amigo Mario Fernández, en referencia a mi artículo anterior, que el vehículo que les facilitó René Bournigal a la familia Mirabal para el fatídico viaje que culminó en el horrible múltiple asesinato, que todos identifican como un Land Rover, en realidad se trataba de un Toyota Land Cruiser, verde olivo con capota clásica blanca e interior crema, vendido por Don Enrique Peynado que iniciaba negocios con su Delta Comercial. Ciriaco de la Rosa asesinó a Patria; Alfonso Cruz Valerio a Minerva; Ramón Emilio Rojas Lora a María Teresa y el mercenario cubano Emilio Estrada Malleta, a nuestro Rufino de la Cruz, mientras Néstor Ant. Pérez Terrero quedó vigilando el lugar.

De la Rosa narró, sin inmutarse, la forma horrenda como materializaron la matanza. La presencia del capitán EN Alicinio Peña Rivera, jefe regional del lúgubre Servicio de Inteligencia Militar (SIM), indica la importancia de la llamada “Operación Cumbre”. Se asegura que la muerte se produjo dentro de la casa de Trujillo o en un cañaveral cercano, pero todos coinciden, que con garrotes de madera golpearon los cráneos de los detenidos.

Se abren otras vertientes cuando se especula que esta acción fue ordenada por “otros”, como parte de los aprestos para ajusticiar a Trujillo, condicionado por la CIA, pero esa es otra historia… El Dr. Pedro F. Nicasio Checo, médico legista actuante, decapitada la dictadura, hizo público su verdadero dictamen. Fueron golpeados hasta perder el conocimiento y luego estrangulados, colocando los cadáveres dentro del vehículo y arrojados por un precipicio para simular un accidente. El propio Dr. Nicasio indicó que las heridas producidas por el despeñadero no sangraron, señal de que habían muerto al menos una hora antes del “accidente”.

Vecinos del sitio en la carretera La Cumbre-Tamboril dijeron que a las 7:30 PM, escucharon un fuerte ruido producido por el jeep echado a rodar al precipicio. Los cadáveres fueron llevados al Hospital José Ma. Cabral y Báez, en Santiago, donde el día 26 la hermana sobreviviente, Bélgica Adela (Dedé), pasó por el desgarrante dolor de identificar los restos de sus tres hermanas y al conductor, amigo, empleado o colaborador, o activista discreto, que yacían: Patria y María Teresa en una camilla y Minerva y Rufino en otra. Decapitada la dictadura fueron llevados a juicio los autores materiales y sus cómplices, Johnny Abbes García, jefe del SIM, Cándido Torres Tejada, jefe de Operaciones, Víctor Alicinio Peña Rivera, jefe de la zona del Cibao, Silverio Ant. Gómez Santana, Viterbo Álvarez (Pechito), Pedro Peña Ortiz y David Olivero. Los principales fueron condenados a 30 años, que nunca cumplieron. Corresponde a todos los dominicanos, enmendar ese error histórico. Rufino de la Cruz merece que su memoria sea dignificada, como hizo hace años un motivado grupo, con la destartalada vivienda que fue su hogar.

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