Aunque me cueste la vida, de Oquendo Medina
María Corazón, nombre del personaje central de la recién publicada novela de Oquendo Medina, pudo ser monja de haberse concretizado la aspiración de su madre desde que la criatura empezara a gestarse en su vientre. Pero una sucesión de desgracias y las mismas inclinaciones de la protagonista provocaron que en vez de religiosa deviniera en prostituta del cabaret El Pavón Azul, donde conoce a su “redentor” Walter Rivera Marín, el boricua que asfixiado por sus encantos la manda a buscar en un vuelo ilegal de avioneta para unirse a ella en Puerto Rico, donde la hace feliz durante tres años, siete meses y doce días.

Aunque me cueste la vida se suma al cada vez más elevado número de novelas dominicanas en las que el perfil del antihéroe es recurrente, figuras de vidas fracasadas, dignas de las que se hicieron proverbiales en la picaresca de la literatura clásica española, retomadas en las obras de autores modernos como Pío Baroja y Camilo José Cela, pero justo es precisar que Medina combina la descripción de las tragedias personales con reflexiones propias de la vida interior que magnificaran los novelistas del existencialismo francés en el siglo XX.

Tras una existencia angustiosa en la que pierde padre y madre a temprana edad, con la experiencia de haber sido violada y vendida en un lupanar por un padrastro, de poco le sirvieron a esta joven mujer llevar por nombre el de la madre del mesías, además de Corazón, en reverencia al órgano del Jesús Sacramentado, venerado por los católicos.

El idilio en Puerto Rico concluye en una etapa infernal de celos y violencias, en la que tras insufribles maltratos infringidos por el boricua a la quisqueyana, ésta lo golpea mortalmente en presencia de su madre por lo que es encerrada en la cárcel Vega Baja, donde implora a Dios por su libertad.

Una novela madura, de prosa cautivante, digna de ser estudiada y promovida entre los lectores.

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