Hemos iniciado el mes de diciembre con un ambiente político cargado. A la estabilidad económica y política del país no le conviene en lo absoluto. Vemos el ejemplo de otros, como sus economías han entrado en serios problemas debido a las enormes diferencias de criterio entre los partidos y peor aún, las que se dan a lo interno de las propias organizaciones políticas.

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con sus defectos y virtudes tenía la capacidad de dirimir sus diferencias de forma interna. Las primarias abiertas o cerradas han creado tensión dentro del partido de gobierno, al punto de que nadie quiere opinar por más imparcial que sea su juicio porque se le califica como parcializado por una de las tendencias.

Enfrentamientos de opinión, no usual en el partido morado, entre el presidente de la organización y su secretario general. La posición de Franklin Almeyda que apoya un tipo de primarias, la de Lidio Cadet y José Ramón Peralta que apoyan otra vía, despierta el temor de una posible división, sino estructural, definitivamente de criterios.

Por otro lado, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), la mayor fuerza de oposición, parece no aclarar quién será el candidato. Si lo será el expresidente Hipólito Mejía, que sin dudas, a pesar de tener altas tasas de rechazo en las encuestas, nadie puede negar su carisma y su enorme olfato político y que en las elecciones del 2012 obtuvo una importante votación. Por otro lado, el excandidato a las elecciones pasadas por el PRM mantiene un intenso activismo político y es apoyado por una parte importante del partido. ¿Podrán los dos ponerse de acuerdo para enfrentar la enorme maquinaria del partido de gobierno? ¿Actuarán como el PRD y terminarán cada uno por su lado?

El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) acaba de confirmar en su convención a Miguel Vargas Maldonado como presidente, pero en las elecciones el partido quedó disminuido a un escaso cinco por ciento y existe mucho descontento a lo interno, porque la militancia entiende que no han logrado puestos suficientes en el Gobierno.

Las organizaciones en vías de desarrollo como las defino, parecen tampoco ponerse de acuerdo. Las dividen dos temas fundamentales como son el migratorio y el tema pro vida. No han podido congelar esos dos temas, les ha sido imposible llegar a un consenso para juntos lograr un cierto posicionamiento que separados nunca tendrán.

El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), también con una baja votación en las elecciones pasadas, está dividido entre los que siguen a Federico Antún y los que apoyan a Ito Bisonó. En los últimos años se ha convertido en un partido bisagra, apoyando al que parece le concede mejores beneficios.

Hace pocos días surgió un nuevo movimiento, el tricolor, apoyado por un grupo de partidos pequeños preocupados por la falta de políticas migratorias claras y la manera cómo organismos internacionales pretenden que carguemos con el enorme problema de nuestros vecinos.

Para agregar al ambiente político, están algunos directores de diario que pretenden que se despenalice la difamación e injuria. Los proponentes me merecen el mayor respeto, pero desgraciadamente ellos no son una muestra del conjunto de los medios de comunicación y de lograrse esto los asesinos de honra se sentirán que pueden mancillar a quien quieran, ya que en el peor de los casos el costo de las injurias es menor que el beneficio que las mismas les proporcionan con sus micrófonos.

El movimiento verde pretende llevar a juicio político al presidente Medina, lo cual sólo agrega más tensión al país. Lo primero es que en un Congreso, controlado por el partido de gobierno, es tirar tiros a las garzas y luego lo creo un sinsentido, ya que la Procuraduría es la encargada de procesar los actos de corrupción y no el Presidente. Pero vivimos en un país que todo lo malo lo carga el Presidente, sin importar quién sea el culpable.

Mientras internamente no logramos ponernos de acuerdo, tenemos un entorno internacional altamente peligroso. Decisiones que pueden afectar el equilibrio mundial y encontrarnos en una confrontación como la que no hemos vivido desde la segunda guerra mundial.

Nuestra economía a nivel internacional sigue siendo vista como ejemplo frente al desarrollo de naciones vecinas. El turismo continúa su crecimiento y se convierte junto con el oro y las remesas, en un factor de desarrollo. Hay que poner atención a los precios del petróleo, ya que esa misma inestabilidad internacional podría afectar los mismos y tener un impacto negativo, no sólo en nuestra economía sino a nivel mundial.

Nuestros dirigentes deben aprovechar estos días para meditar cómo juntos logran una mejor nación, muchos tienen la capacidad para hacerlo, sólo falta el esfuerzo de dejar atrás las diferencias y pensar que han sido elegidos para guiar al país por mejores caminos.

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