Drama de autoayuda y bullying. Sí, porque de eso se trata cuando abordas temas de soledad o incomunicación con el introito de remitir a la condición física especial de un niño que pasa por varias cirugías que intervienen su rostro deformado, pero que por encima de todo lo que cuenta es su extraordinaria renovación emocional que le permite familiarizarse con su entorno; es decir, da una hoja de ruta para desequilibrios existenciales. Trasladando el tópico a casos de individuos que nacen sin brazos y piernas, o sordos, o ciegos, por ejemplo, esas discapacidades no afectan en el desarrollo emocional e intelectual simplemente porque al nacer así jamás le hizo falta, hace falta cuando pierdes incapacitándote y deformando toda tu vida. Es cuando empieza el ostracismo de los demás, el rechazo, te rebotan socialmente. Ocurre con los ancianos, y ocurre desde que naces y te enfrentas al racismo y la xenofobia. Pues bien, el tratamiento, la narrativa, la composición dramática deleitada con pizcas de humor, es efectiva muy especialmente porque se valen del punto de vista de un niño (pero, claro, ya sabemos que es obra de guionistas adulto) que nos brindan ese ´viaje espacial´ en la tierra cuando el niño protagonista confronta el día a día escolar en intercalación con el hogar y su familia. Es con esos personajes familiares, magníficamente desarrollados, que la narrativa resulta pulcra, con gracia sempiterna, generando más empatía que simpatía. Un logro como instrumento para retrotraernos a nuestras discapacidades internas (como si nos despertara una emoción de la que no estábamos al tanto o que está mutilada). Cada personaje tiene así su muy particular arco dramático lo que evita que la narrativa sea episódica, accidental, casuística, con escenas o soluciones dramáticas fundamentadas en el “deus ex machina”. Se tiene la sensación de que la notabilidad puesta en todos los personajes importantes para llevar la historia es una táctica en la que cada elemento comprueba la historia central (para conseguir subyugar la atención del espectador). De manera que todo en el filme está justificado debidamente: inicio de la historia con el protagonista mostrándonos su mundo, los personajes que le rodean que muestran causas y consecuencias, la cinética, el uso de la voz en off para llevar la historia sin dilaciones que perjudiquen el ritmo. No obstante, el filme va a lo seguro sin arriesgar, sin trascendencia estética, sin apetencias más allá de lo comercialmente viable.

HH H Género: Drama familiar. Duración: 113 minutos.

Posted in Crítica Cine

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