Ofertas recientes de una reconocida cadena de tiendas incluían un “Botiquín de Navidad Extrema”, conteniendo antidiarreicos, analgésicos, antiácidos y otros medicamentos. Los excesos al comer y beber en esta época del año están a la orden del día, lamentablemente.

Ideal fuera comer y beber con adecuado criterio de moderación, practicando alimentación consciente. En todo caso, para ayudarnos siempre a fomentar buena digestión y absorción de los alimentos o combatir efectos indeseables como diarrea, acidez o flatulencia, podemos recurrir a distintas especies botánicas.

Manzanilla, tilo, tomillo, hinojo, romero, menta, anís, canela, jengibre son algunas de ellas, para mencionar las generalmente más familiares.

Todas son plantas para fitoterapia del aparato digestivo. La manzanilla, muy popular por sus efectos relajantes,
protege la mucosa gástrica, neutraliza la excesiva secreción ácida del estómago.

El tomillo estimula las secreciones gástricas, es protector de la mucosa intestinal y antidiarreico al igual que la canela. El hinojo y el anís favorecen la expulsión de gases. Tienen una acción antiséptica que ayuda a eliminar las bacterias que provocan las fermentaciones.

La menta, el tilo y el romero son protectoras del hígado. El jengibre, que en esta época es muy demandado para galletas o en nuestras “mañanitas” de té o chocolate caliente, es un potente digestivo. Tomarlo 20 a 30 minutos antes de comer.

Pero aún mucho más. Tiene propiedades contra la inflamación intestinal, la colitis ulcerosa y el cáncer relacionado con ésta.

Esto fue revelado en 2016 por investigadores del Atlanta Veterans Affairs Medical Center, Estados Unidos. Lograron obtener nanopartículas (de unos 230 nanómetros de diámetro) de la raíz del jengibre que podrían ayudar a curar la enfermedad inflamatoria intestinal, así como a combatir el cáncer relacionado con la colitis ulcerosa.

Los científicos comprobaron que estas nanopartículas son absorbidas por las células del intestino donde se producen estas patologías, reparándolas e impulsando la proliferación de nuevas células que revisten al colon. Además, ayudan a bajar la producción de proteínas que promueven la inflamación, aumentando las que combaten el proceso inflamatorio. “Parte del efecto terapéutico proviene de los altos niveles de moléculas de grasa en las partículas, como consecuencia de los lípidos naturales de la planta de jengibre. Uno de los lípidos es el ácido fosfatídico, un importante bloque de construcción de las membranas celulares”, explicaron.

Asimismo, “las partículas también retienen los componentes activos que se encuentran de forma natural en el jengibre, tales como 6-gingerol y 6-shogaol”.

Los científicos resaltaron que “la ventaja del jengibre es que no es tóxico, por lo que podría representar una fuente muy rentable para la medicina”.

Al tomar la tisana de jengibre o cualquier otra de las hierbas mencionadas con propósito terapéutico, hay que tener en cuenta que no debemos añadir azúcar ni miel. Preparamos 20 a 30 gramos de la planta seca por litro de agua.

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