Es un filme de René Pérez Joglar, cantante y compositor puertorriqueño, ex integrante de Calle13. La estructura del documental lleva una narrativa basada en los postulados de la etnología musical, siempre desde el punto de vista crítico de su autor, como lo dice en su manifiesto que inicia el filme: “Soy residente. Decidí hacer música basada en mi ADN. Viajé a diferentes partes del mundo recolectando sonidos y encontrando historias. Todos somos residentes del espacio que ocupamos y en nuestro espacio las fronteras no existen”. En ese sentido, defiende con elocuencia testimonial su expectación crítica ante el avasallamiento cultural, social y económico de las minorías en escenarios de alto conflictos, principalmente raciales. Es un tipo de documental de ambiente, de viaje de un individuo (residente) por zonas de guerras, de pobreza extrema, de contaminación ilimitada. Pero también es una fuerte arenga política, desde el punto de vista testimonial, cuando encierra el viaje en su natal Puerto Rico con una proclama sobre la necesidad de que evolucione hacia un Estado independiente y deje atrás su condición de Estado Libre Asociado de USA (que data del 1952): “Los puertorriqueños que luchan son como los gallos de pelea, consideran como rivales a aquellos que traspasan el límite de su territorio”, grita. Su recorrido por cuatro continentes en dos años de trabajo etnográfico enfocado en la diversidad de culturas musicales trata de afirmar la interracialidad como oposición a las llamadas razas superiores o “razas puras”. Para desentrañar su historial antropológico, recorre tierras embargadas en conflictos interminables de guerras raciales, masacres ambientales, exterminios neocoloniales. El filme es de gran valor por su aporte, pues además de escuchar distintas ejecuciones y producciones musicales, vamos descubriendo un universo sonoro que pertenece a culturas de tradición oral, pero además, nos da una representación visual y acústica de la ejecución musical a través de la imagen; nos da una respetable cantidad de información útil de gran relevancia cultural. Yendo de lo conceptual a lo concreto, en la banda sonora intervienen la Orquesta Sinfónica de Moscú, la Ópera de Pekín y grabó varios temas con la música de pueblos autóctonos de la Siberia, Osetia del Sur, Armenia, Burkina Faso, Ghana, Níger, China. De cierta manera es un poco lo que bien hizo el grupo musical dominicano Convite allá por los años 70 con Luis -el terror- Díaz a la cabeza, que tantos incalculables aportes hizo a la música dominicana. Lo tienen en Netflix.

HHHH Género: documental musical etnológico. Duración: 90 minutos.

Posted in Crítica Cine

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