Debo reconocer, con algo de pena, que en materia de democracia representativa soy un tipo deplorablemente anticuado, un engendro rezagado de aquellos ya remotos tiempos gloriorepublicanos en que sudorosos candidatos, en mítines o por la radio, hacían así: 1.-Definían un problema cualquiera; 2.-deslindaban las culpas y, 3.-prometían cosas más o menos concretas que iban más allá de las ridículas frasecitas publicitólogas y/o mercadolarias… (No importa que aquéllos, como éstos, no cumplieran sus promesas. Pero por lo menos lo jodían a uno con más elegancia, pues hasta citaban a grandes pensadores).

Posted in Edición Impresa, Fogaraté, Opiniones

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas