La familia Guzmán Hernández construyó su vivienda encima de un árbol de javilla.
La familia Guzmán Hernández construyó su vivienda encima de un árbol de javilla.

Santiago. La destrucción de tres viviendas levantadas a orillas del río Puñal, el quedar sin empleo y en total miseria, obligó a una familia a improvisar un nuevo hogar, esta vez levantado con hojalata y cartón y encima de un árbol.

Una escalera con trozos de madera da paso hacia la casa construida con el sostén de una mata de javilla. En esta morada de apenas doce pies de ancho por once de largo, apretujados y prácticamente en el aire, deben compartir un colchón la familia integrada por Rosaíris Hernández, su esposo Ramón Adolfo Guzmán y dos niños de seis y cuatro años de edad.

El hijo mayor, Jorge Luis Guzmán, de 23 años, debe hacerlo en un colchón tirado en los retallos de madera que sirven como piso colocado en el árbol.

Son 13 los integrantes de esta familia, algunos procreados con otras parejas, pero la mayoría diseminados por distintos lugares.
Adversidad

La odisea comenzó cuando fueron

desalojados de un solar donde habían construido una vivienda de dos niveles. Sin un techo y desempleado, Ramón Adolfo Guzmán se mudó a la orilla del río Puñal, donde construyó tres casas, que con la crecida del afluente fueron destruidas.

“Con el paso del huracán María todos tuvimos que encaramarnos aquí y pasamos mucho tiempo sin comer, pues quedamos atrapados y con mucha agua para poder bajar de la mata que sirve como casa. Oré mucho y hasta lloré pensando en que podía pasar lo peor”, expresa Rosaíris Hernández, al hablar con reporteros de elCaribe.

Las condiciones de precariedad los obligan a cocinar en un fogón de piedra improvisado. Hernández cuenta que para hacer sus necesidades fisiológicas se ocultan en los montes y para el aseo lo hacen con las contaminadas aguas del afluente. En la familia apenas Rosaíris Hernández trabaja en ocasiones en casas de familias, lo que apenas alcanza para comprar pan y a veces chocolate.

Esta familia se vio obligada a escoger un techo riesgoso para vivir.

El caminar entre los pedazos de cartón de plywood que sirve como piso representa todo un peligro, pues en cualquier momento puede sucumbir. Los vecinos han intentado sin éxito que el alcalde de Puñal los ayude.

Lamentan indiferencia de las autoridades

Lowenky Gómez, residente de Puñal Adentro y uno de los que dio a conocer la historia de esta familia, lamenta que ni el alcalde ni otros funcionarios se interesen en ayudar a esta familia a vivir en un lugar más seguro. Durante un largo tiempo, tras el primer desalojo, la familia durmió en el suelo y a la intemperie hasta que Ramón Adolfo Guzmán se le ocurrió construir la casa del árbol.

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