Al presidente Danilo Medina le cayeron los palitos por la designación de un joven que estaba preso por violencia de género y de un cónsul que estuvo en conflicto con la ley. Se determinó quiénes hicieron las recomendaciones, pero la cuaba la paga el Presidente. Aquí cobra vigencia aquello de los éxitos y los fracasos. Los éxitos son en política como en cualquier organización humana del líder o del ejecutivo principal, pero igual los fracasos. En el caso no hay lugar a excusas. Al principal ejecutivo no le pueden llegar expedientes sin ser filtrados. ¿Debe saber el Presidente si el recomendado es bizco o cojo? Quizás sí, quizás no, pero sus asistentes rotundamente sí.

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