Es muy probable que en estos momentos la popularidad de Derek Sanderson Jeter no sea ni sombra de cuando jugaba con los Yanquis de Nueva York, esa época en la que gozaba de un nivel de aceptación que pocos han tenido en los registros de los deportes.

Pero unas son con guitarra, otras con violín. Nunca es lo mismo ser doctor que paciente, pelotero que ejecutivo.

Ahora que el otrora paracorto y futuro inmortal lleva el mando de los Marlins de Miami, equipo del que es el CEO (Chief Executive Officer por sus siglas en inglés), ya que es la cara del grupo empresarial que adquirió al conjunto, sus primeras medidas han caído como un trago de retama.

Los pasos necesarios muchas veces son de mal gusto.
El hecho de que Jeter comande un plan que desarme a la franquicia de sus mejores jugadores, que limpie la nómina de figuras populares que fungían como asesores, que sentencie a los Marlins a varias campañas en los últimos lugares de su división y, muy probablemente, a registros de 100 o más derrotas, es una dosis de hiel para los seguidores de la escuadra.

De todos modos, es lo correcto, que no va de la mano con lo que cae bien. Los Marlins tienen que comenzar desde cero. Hace rato que invertir muchos millones en la agencia libre no es la vía expedita para obtener el trofeo en octubre.

Hay que descubrir talento, desarrollarlo con calidad en las menores y luego gastar con sabiduría. En ese proceso, la paciencia y el tiempo, los famosos guerreros que cita Tolstoi, juegan un rol cardinal.

San Luis, Kansas y Houston, entre otras organizaciones con éxito reciente, se han nutrido de una gran finca y un manejo económico bastante inteligente.

Los equipos tratan de armar un núcleo de mucho potencial (Eric Hosmer, Lorenzo Cain y el finado Yordano Ventura, entre otros, con los Reales o el Carlos Correa, José Altuve y Dallas Keuchel, entre otros, con los Astros) para en un período de cuatro o cinco años obtener la corona.

Después de ahí, el negocio entra en otra etapa y no todas las carteras aguantan lo que viene en la agencia libre. Hay que darle a Jeter el beneficio de la duda y esperar.

Ahora duele. Las sonrisas tardan en llegar en el deporte profesional.

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