Sembrar odio para cosechar violencia

En la edición de ayer del diario El Nacional leí lo siguiente: “Ana Julia Quezada. Acusada de Homicidio. Las pandillas lideradas por dominicanos que siembran e

En la edición de ayer del diario El Nacional leí lo siguiente: “Ana Julia Quezada. Acusada de Homicidio. Las pandillas lideradas por dominicanos que siembran el terror en las calles de España han manchado la imagen de los compatriotas en la península ibérica.
Esa credencial ha empeorado con el alevoso crimen que admitió del niño Gabriel Cruz, de 8 años. Por uno no deben pagar todos, pero el daño es inevitable”.

¿Qué tal si los españoles iniciaran un movimiento de protesta y dieran un plazo de 24 horas a los dominicanos para dejar el país?
Aquí y en mis constantes visitas, he conocido cientos de dominicanos emigrantes residentes legales e ilegales en España que dejaron su país buscando un mejor futuro y “no deben pagar todos” por Ana Julia. Cuando surgieron los comentarios anti dominicanos por el asesinato de Gabriel, su madre pidió que no se juzgara a todos por la actitud desquiciada de su confesa asesina. ¿Qué, si ella dolida y por venganza hubiera incitado al odio?

Desde Estados Unidos, donde residen de manera ilegal, como residentes permanentes o ciudadanos, cientos de miles de dominicanos y sus descendientes, continuamente nos envían dominicanos que son expulsados después de cumplir su condena por la más variada gama de delitos.

Qué opinión tendríamos si un grupo de blancos nacionalistas ultraderechistas, anti migrantes trumpistas, del Ku Klux Klan o militantes del Tea Party toman como argumento la abultada estadística de dominicanos deportados en los últimos 20 años para impulsar una cruzada anti dominicana y promover una “limpieza” de ilegales, un rechazo al otorgamiento de nuevas visas, congelar la aprobación de residencia y la no aceptación de quienes quieren ser ciudadanos.

Quienes enarbolando una militancia nacionalista se han dedicado a la siembra de odio, para crearse el espacio que hoy no tienen en la política, deben tomar nota de lo que ocurrió esta semana en Pedernales. Es un aviso de la cosecha que nos puede llegar. Nuestras autoridades deben estar alertas y atentos, porque se pueden estar motorizando situaciones que tendrían un alto costo para el país, comenzando por el turismo.

Supongo que la sapiente y esclarecida intelectualidad de los integrantes de la Corte Constitucional deben estar muy satisfechos con el resultado de su famosa sentencia 168-13 ultranacionalista y particularmente anti haitiana; igual quienes desde fuera y dentro de instancias estatales obstaculizan los esfuerzos del presidente Danilo Medina para facilitar la regularización de los dominicanos descendientes de haitianos o de quienes desde hace décadas habían organizado sus vidas en el país.

Mantener un diálogo constructivo permanente, propugnar por el control de la frontera, reclamar una política migratoria adecuada a las actuales circunstancias y exigir a la comunidad internacional mayor responsabilidad ante el drama haitiano, es una actitud sabia. Pero sembrar odio con un falso patriotismo, es una gran irresponsabilidad. No podemos mudar a nuestros vecinos, marcharnos nosotros o dividir la isla. Ellos seguirán ahí. Además, Haití es y será un buen mercado para nuestros productos.

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