Se me dijo que si aprendo a hacer lo que debo, podré luego llegar a hacer lo que quiero, y en efecto, es mucho más lo que logramos con ciertas negaciones a nuestros apetitos, que si le dejáramos a la complacencia y la permisividad tomar la delantera en nuestro modus vivendi. El hombre más sobresaliente de la humanidad, Jesús, le tomaba la delantera al día, doblegaba su cuerpo y muy de madrugada salía a buscar el poder del Padre por medio de la oración; así sus manos estaban llenas de milagros para dar a las multitudes. Antes de llenar tu agenda, llena tu alma, renueva tu mente, recárgate de aquello que vas a vaciar en otros. Disciplina, enfoque y dedicación traen a Dios a tu campo de acción!

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