Navarrete. “Esta historia terminará como una telenovela o una película”, le decía de manera insistente el verdugo, quien finalmente cumplió sus amenazas contra Ana Celia Reyes.

Maribel Ureña y María Altagracia Rivera, prima y amiga de la víctima, respectivamente, narraron a elCaribe, que las amenazas de Juan Rufino Bueno Morel no sólo eran contra Reyes, sino contra el hijo mayor de la hoy occisa, al que mandó a atracar. Los familiares de la víctima dicen que el Ministerio Público tenía constancia de estas amenazas y nunca se emitió una orden de arresto.

“No es posible que ese hombre tenía que presentarse periódicamente, por su vinculación con tráfico de armas y que además, la fiscal de Violencia de Género escuchó las amenazas que le hacía a mi amiga, pero nunca fue apresado”, apuntó María Altagracia Rivera.

El feminicidio se produjo la tarde del domingo en la comunidad de Barrero, a escasos metros de una estación de combustible y de la banca de lotería donde laboraba Ana Celia Reyes, de 36 años de edad y madre de cuatro hijos de 19, 18, 13 y 12 años, procreados con otra pareja.

Los constantes maltratos provenían de la negativa del agresor a admitir los hijos de su pareja sentimental.

Familiares indicaron que a pesar de que la casa donde vivían fue levantada por Ana, con su esfuerzo de años de trabajo, para sacar a su verdugo ella tuvo que pagarle la suma de 150 mil pesos. “Aún ella le entregó ese dinero, ese tipo la dejó durmiendo en el suelo; y ella, para evitar una desgracia, lo dejó así, y mire lo que sucedió”, expresó Rivera. Familiares dicen que la dama tenía un proceso de separación desde hacía tres meses y que la última vez que acudió ante la Unidad Contra la Violencia de Género fue el 25 de mayo de este año, pero cuando llegó con un amigo se encontró con la sorpresa de que su agresor ya estaba en el lugar, y a pesar de la denuncia que hizo la mujer, éste no fue dejado en prisión.

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