Las mediciones del consumo televisivo de la audiencia local minuto a minuto resultan de vital interés para los productores y para las agencias publicitarias porque de ello depende en gran medida la colocación de comerciales, fuente esencial de financiamiento de los programas.

El sistema utilizado aquí es con un aparato electrónico llamado People Meter que se coloca en una muestra de hogares (de pocos cientos en todo un país de casi diez millones de habitantes) seleccionada por sorteo y presuntamente con una metodología estadística rigurosa. Se supone que cada miembro del hogar debe pulsar un botón para ser habilitado como espectador y el aparato mide los tiempos de permanencia y cambios de canal, información que es enviada a una oficina matriz que la procesa.

Algunas personas de los medios de comunicación en el país han hecho cuestionamientos al sistema, pidiendo que sea evaluado y planteando la posibilidad de realizar auditorías. Eso ha ocurrido también en otros países como Argentina, donde el Gobierno está tomando cartas en el asunto y anunció la puesta en marcha de un sistema federal de medición de audiencias más abarcador y que goza de un amplio apoyo general, especialmente de la clase artística. De hecho en Argentina, donde al igual que aquí sólo existe una empresa medidora de rating, hubo una admisión por parte de la empresa de errores técnicos ocasionales que afectaban los datos publicados, lo que movió a las autoridades a tomar medidas.

También en México el tema ha sido tan controversial que motivó al ejecutivo a dictar un reglamento a la ley orgánica de comunicación destinado a establecer un método más preciso para medir el rating, sometiendo incluso a las empresas privadas a la regulación de un consejo creado para esos fines y estableciendo la posibilidad de que el método, su aplicación y los resultados puedan ser auditados en cualquier momento.

En un mundo en constante ebullición, las mediciones de rating también necesitan renovarse y ajustarse a los nuevos tiempos para poder garantizar cada vez menos posibilidades de errores que puedan distorsionar un negocio tan importante para el público y que mueve tanto dinero. Ojalá también existan incentivos en República Dominicana para que en un sector tan crucial se pueda generar competencia.

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