El boxeador filipino Manny Pacquiao le va a ganar al argentino Lucas Matthysse en la pelea que por el título welter de la Organización Mundial de Boxeo tendrán el 14 de julio. El título que marca este artículo no significa que sea un decreto. Quien escribe no es un oráculo.
Cuando se trata de emitir un juicio acabado sobre determinadas peleas en las que se pone en disputada una corona mundial, sencillamente expongo mi criterio. Y lo hago sin ambages.
Pacquiao, hay que precisarlo, está obligado a salir airoso en su serio compromiso con el aguerrido púgil argentino que es el monarca welter avalado por la OMB, organismo que lidera el abogado puertorriqueño Francisco -Paquito- Valcácer. En su más reciente combate, realizado el dos de julio del pasado año, el sensacional peleador de las Filipinas sufrió una amarga derrota. Y, de paso, perdió el cinturón de las 147 libras omebeísta que ahora está en la cintura del estelar gladiador estadounidense Terence Crawford.
Heff Horn, el rival de aquella noche (escenario Australia), fue protegido por tres irresponsables jueces (¿?) que favorecieron con una decisión mostrenca al boxeador local. Escribí, y lo comenté en el programa Momentos del Boxeo, que Heff no iba a durar mucho tiempo como titular mundial.
En efecto, apenas hizo una defensa positiva de su cinturón. Cuando la puso en juego ante Crawford fue vapuleado. Lo noquearon en el noveno round. Pacquiao, único boxeador con ocho coronas mundiales en otras varias divisiones, se alista para demostrar que no está acabado, como aseguran analistas.
Agresivo y valiente
Pacquiao es un boxeador agresivo, valiente, de guardia zurda y que nunca da tregua a sus rivales en el cuadrilátero.
Acepto que está en los finales de su gloriosa carrera, pero sigue siendo un extraordinario púgil, capaz de vencer a los mejores. Aclaro que no subestimo a Lucas Matthysse, quien presenta foja de 39-4 con 36 triunfos por nocaut.
Pero ante el filipino (expediente profesional de 59-7-2 y 38 victorias por KO), no creo que tenga mucho chance.
