En mi desaparecido programa de televisión “La Gran Idea” (2011-2014), basado en creatividad y emprendimiento, entrevisté al arquitecto Luis Alejandro Pérez Sánchez. Entonces reciente ganador de un concurso oficial para crear el “pupitre dominicano”, era invitado estelarísimo. Tras ese hito, el profesional es protagonista de otro ejemplo de nuestra débil institucionalidad. Se suponía que construiría los primeros 100 mil pupitres; pasado el tiempo y pese a sendas sentencias del Tribunal Superior Administrativo y el Constitucional que ratifican tal derecho, nada ha sucedido. La pregunta obligada es qué trasfondo hay en esa postura de perjuicio al galardonado diseñador, y la cual desdice tristemente al Gobierno en lo que dijo pretendía con la iniciativa: fomentar el talento criollo, innovación y emprendimiento. Sospechoso doble estándar.

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