Mandela

Hay personas tan extraordinarias que, cuando agonizan, la humanidad consciente sufre con ellas, y cuando mueren, el luto se apodera de los corazones nobles, cuyos latidos marchan al compás de la tristeza.

Hay personas tan extraordinarias que, cuando agonizan, la humanidad consciente sufre con ellas, y cuando mueren, el luto se apodera de los corazones nobles, cuyos latidos marchan al compás de la tristeza.Hoy rindo tributo a uno de los hombres más importantes de toda la historia y al más relevante entre los que todavía nos acompañan: Nelson Mandela. Y lo hago casi como señal de despedida, pues la realidad es que físicamente no lo tendremos por mucho tiempo.

Entre los que viven, Mandela es el líder político que más admiro. Me ha impactado su trayectoria, he devorado su pensamiento, he seguido sus acciones, he llorado leyendo su biografía. Y tengo su rostro colgado en mi sien, con su sonrisa de niño, como un paradigma a seguir. Hay muchos Mandela que me llenan, donde cada virtud perfecciona la otra.

Este ser excepcional permaneció 27 años en prisión, donde la muerte lo perseguía con frecuencia. Fue liberado en el año 1990 e inmediatamente se involucró en lo que era su sueño y por lo que había luchado desde joven: la búsqueda de la igualdad racial entre todos los sudafricanos, cuya mayoría de raza negra estaba esclavizada por el oprobioso régimen del apartheid.

Gana las elecciones presidenciales en el año 1994, e inicia una nueva era de libertad y fraternidad en Sudáfrica, que impactaría en todo el mundo. Luego de terminar su período en el año 1999, se retiró en la cúspide de la popularidad para darle oportunidad a nuevos liderazgos, aunque se mantuvo activo trabajando en favor de causas justas. El Mandela desprovisto de toda ambición por el poder lo convierte en un ser fuera de serie.

Me encanta el Mandela persistente, el que nunca desfallece, el que vence obstáculos y continúa su labor sin descanso. Los ideales de Mandela son su alimento, y sus convicciones su razón de existir.  Recuerdo una de sus frases: “Después de escalar una gran colina, uno se encuentra sólo con que hay muchas más colinas que escalar”.

Nos enseñó que todos éramos y somos iguales, que no hay raza superior o inferior. Detestaba el racismo, al que catalogaba como algo barbárico, ya sea que proviniera de un hombre negro o de un hombre blanco.

Fue un seguidor de otro inmenso: Ghandi. Por ello motivó la paz para alcanzar sus propósitos. Fue un abanderado de la conciliación. Unió pueblos, motivó que grupos otrora enemigos cantaran la misma canción. El Nobel de la Paz se honró cuando se le entregó ese premio en el año 1993.

Mandela se nos va, pero su legado se mantendrá por los siglos de los siglos y más allá. Pronto nacerá la leyenda, una digna de imitar.

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