Reclamos y autoridades

En las últimas semanas y especialmente en los últimos días, hemos observado un incremento de los movimientos comunitarios en reclamo…

En las últimas semanas y especialmente en los últimos días, hemos observado un incremento de los movimientos comunitarios en reclamo de mejorías en sus condiciones de vida.

La mayor parte de esas exigencias se expresan en protestas en la región Norte, en particular en la provincia de Santiago, en las zonas más marginadas, donde en lo que va de año han sido registradas no menos de 70 manifestaciones, en demanda de asfaltado de calles, construcción de contenes y aceras, drenaje sanitario y agua potable.

En el caso de la provincia de Santiago, las protestas son una rutina, que acompañada de los múltiples y habituales crímenes, asaltos y robos, la convierten en una zona donde los pobladores deben sentirse inseguros. La situación es menos alarmante porque los escenarios de protestas están reservados a los barrios marginados o a municipios de mucha tradición de “lucha”, como Tamboril y Navarrete. Esa clase de protestas se ha  extendido a otros municipios del país.

En otras regiones no faltan deseos de reclamar a viva voz, pero los pobladores no tienen la misma propensión que hoy marca a los barrios pobres de las ciudades norteñas.

Resulta extraño que a algún funcionario prepotente de la actual administración no se le haya ocurrido decir que esas protestas forman parte del programa de acción del principal partido de oposición. Han sido cautos y no han cometido ese error.

La realidad es que el gobierno ha prometido villas y castillos. También ha ejecutado obras, pero en muchos sitios se limita a promesas que nunca cumple. También es verdad que las autoridades no están en capacidad de atender todas las demandas insatisfechas.

Sin embargo, cuando se trata de promesas comprometidas por el presidente de la República, los funcionarios responsables deberían honrar esas palabras, pero usualmente se burlan de los pobres habitantes.

En esos casos, la frustración colectiva suele ensañarse contra  quienes se desentienden de la palabra empeñada. Los pueblos del país esperan.

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