El director ejecutivo del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), Frank Rodríguez, afirmó que para abastecer la creciente demanda de alimentos, el desafío para la agricultura será producir más con menos agua y en menos cantidad de terreno.
Sostuvo que el incremento poblacional y urbano está restándole tierra a la producción, por lo que es imperioso recurrir a sistemas más sofisticados para incrementar la productividad. En ese tenor, dijo que tomando en cuenta que el agua es un insumo fundamental en la producción agrícola, este recurso se debe optimizar mediante la utilización de sistemas de riego por goteo y por aspersión, complementado esto con crédito, control fitosanitario, rendimiento del nivel de ingresos, gestiones de negocios y otros.
El funcionario se expresó en esos términos al exponer sobre la situación de la agricultura bajo riego en el país y las políticas nacionales, en el taller de consulta nacional sobre las necesidades de cooperación técnica en agricultura bajo riego, organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
En la actividad expusieron también el consultor del IICA, Carlos Pomareda, quien abordó el tema “Los desafíos de la innovación y el cambio climático y sus implicaciones para la agricultura”, y Francisco Enciso, especialista en innovación para la productividad y la competitividad del mismo organismo.
Rodríguez resaltó el apoyo económico y técnico que ofrece el presidente Leonel Fernández al desarrollo de la agricultura bajo riego, lo que se traduce en un abasto permanente de alimentos a la población y en una mejoría del nivel de vida de los productores dominicanos y de sus familias.
Dijo que el análisis de los usos actuales del agua permite establecer el marco analítico para la evaluación de políticas de desarrollo y que sirve de punto de partida para las proyecciones, la planificación y proveer información relevante para analizar el impacto social y económico de las inversiones de los diferentes usos del agua.
Destacó la rentabilidad de la inversión en sistemas de riego contrastando, para diferentes cultivos, los volúmenes de producción y rendimientos alcanzados en las zonas de riego y en las áreas de cultivo en secano, concluyendo que la inversión en servicios del agua para la producción agrícola es redituable.
