¿Cuánto me cobras por 10 canciones? ¿Sin bailarines y orquesta en vivo cuánto son? ¿Sin efectos especiales me sale más barato? Esta es una lista hipotética de preguntas que siempre repaso en mi mente cuando estoy en un concierto que, para nada se parece a la gira internacional que el artista promociona en otros países.

Pensar que los conciertos no son rentables está prohibido. Entre los patrocinios y el lleno total que logran la mayoría de los artistas que se presentan, la vieja teoría de que “sale muy caro” una gran producción está desgastada y abolida.  Con tanto internet, Wifi, Ipop y Blackeberry  hasta en el rincón más remoto de esta media isla es imposible engañarnos. Quien no tiene la gracia de ir a “los países verdes” a presenciar esas magistrales producciones, bien puede darse un viaje por Youtube, sin necesidad de pasar con escalofríos por donde el cónsul.  Pantallas espectaculares, sonido bien modulado y ni hablar de las contrapartes que se gastan en estas grandes giras, nos dejan con una sensación de desencanto y de “envidia”. ¿Será que el público local no se merece la versión “full”, “platinum” o “premium”  de estas súper producciones?

Como Editora de Bureo me enfrento al dilema mensual de qué tema llevar a portada. En Bureo somos: Arte, Salir, Cine, Pantalla, Música… todas las expresiones del arte y la diversión se confunden en nuestra “pequeña” enciclopedia mensual de ocio. Y siendo sincera, es el renglón musical que siempre da el primer golpe. Con el calendario por adelantado de todo lo que viene para el mes de junio (si, junio pues la edición de Mayo ya está en el horno), otro intérprete de la canción pelea por nuestra portada. Entonces, si cada mes recibimos como mínimo tres artistas internacionales, esto sin contar con todos los conciertos que se realizan con artistas locales en un mes, ¿no es justo que se nos aprecie como público? 

Yo soy de las que pienso que estamos muy próximos de convertirnos en un destino obligado a la hora de cuadrar cualquier gira. Ya no hay que buscarle un mapa al “famoso” para que sepa dónde queda República Dominicana. Entre las playas, Juan Luís Guerra y nuestra ya famosa hospitalidad, somos reconocidos en rincones remotos.

Entre el presupuesto de muchas personas –jóvenes y adultos – el entretenimiento se está llevando una gran tajada. Aguantan calor, agua, sol y sereno por ver a su ídolo. ¿No merecemos consideración? Yo creo que sí.

 

 

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