Una noche “corta” con Luis Miguel

Un concierto en donde primó la organización fue la nota más alta de la noche pues Luis Miguel, a pesar de estar mucho más…

Un concierto en donde primó la organización fue la nota más alta de la noche pues Luis Miguel, a pesar de estar mucho más “simpático” que de costumbre, cantó muy poco.  Cuando marcaban las 9:30 de la noche, salió en todo su esplendor para cantar un popurrí de canciones. Con “Suave” el artista se permitió dar unos “meneítos” que dejaron a más de una sin aliento.

Fue durante los primeros minutos de la presentación que Luis Miguel interactuó con el público. El primer intento en conectarse con la audiencia fue cuando saludó a cada espacio del estadio. “Un saludo para lo que están atrás, espero que disfruten, también los de la izquierda, los de la derecha y ahora los de primera fila, gracias por estar aquí”.

Para cuando termino de saludar se dejaba ver en las pantallas gigantes un millero que se encargaba de medir el sonido de los aplausos. “Vamos a ver hasta dónde pueden llegar ustedes”, gritó para pedir aplausos, con lo que consiguió según el medidor el máximo nivel de aplausos.  Terminada la demostración de poder de garganta de sus fans en el Quisqueya, dijo lo que sería las únicas palabras que dedicara en lo adelante. “Precioso, gracias de verdad. Siento un placer enorme, el hecho de que ustedes me permitan estar aquí es un privilegio. Se lo agradezco de corazón”.  

Con el grito “Tienes ganas de cantar”  inicio la hilera de canciones. “Tres palabras”, “La barca”, “Volver”, “Fly with me”, “O tu o ninguna”, “No me puedes dejar así”,  “mía”,  “La incondicional”, “Un hombre busca una mujer” y “Tú solo tú”, sonaron consecutivas.

Luego de “Te necesito” regaló a las afortunadas de la primera fila siete rosas blancas.  Nada que ver con aquellas rosas rojas que tanta conmoción causaron al caer en mano de una “diva de alfombra roja” hace algunos añitos. Sin embargo, las agraciadas estaban igual de contentas.  

Un traje negro con camisa blanca y corbata a rayas con estos mismos colores fue su primera elección. Para el segundo cambio, Luismi llegó con camisa negra y pantalón en el mismo tono tratando quizás de  disimulada una pequeño barriguita. Luciendo algo más cómodo, se permitió bailar y mostrar sus acostumbrados movimientos.

Continúo cantando, pero la verdad es que ninguna de las canciones sonó en su totalidad. Luismi muy inteligente, llego a interpretar más de “20 pedacitos” de canciones, logrando en tiempo record sofreír la noche y mandar a acostar a la gente temprano.

En definitiva, fue muy corto. En buen dominicano “no dio gusto”, por la rapidez en la que aconteció todo. Para lo que se preguntan si llenó o no, la verdad es que no. Las boletas que se vendían a diez mil pesos, eran para las nueve de la noche ofrecidas por el mercado negro a 500 pesos. Se trató de una presentación sin novedad, igual a las que tiene años realizando y muy parecido a su anterior espectáculo en le país. Quizás el momento elegido para traerlo al país no fue el mejor, pues luego de una resaca por «semana santa y fin de semana largo», el efectivo no esta en la calle y el artista tiene mucho sin pegar una canción en el país. Sin embargo, la actividad se caracterizó por la organización, en donde todo fluyó sin mayores inconvenientes. 

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