LA MAGIA del cine es hacer creer a la audiencia que son parte de lo que está ocurriendo en la pantalla y para lograr esto los personajes deben estar lo más cerca de la realidad posible, la hechura de la cinta debe ser discreta en su técnica para así no distraer a la audiencia o, en el peor de los casos, recordarles que lo que ven no es real  y es ahí donde se pierde la magia donde ocurre la desconexión entre público y cinema.

Una de las frases más escuchadas después de ver una película es “que bien actuó tal o cual actor” y la frase menos escuchada es “que bien dirigido estuvo tal o cual actor” lamentablemente es así y eso no lo cambia nadie. El cine se promociona  por el actor, muy pocas  veces se hace por el director o escritor y mucho menos por el productor. Los actores son la cara, la imagen, la vida de una película; sin actores no hay cine. Ellos son la esencia y la razón de ser de una obra cinematográfica.

Un director en busca de protagonismo puede arruinar lo que pudiera haber sido una magnifica película, y en la búsqueda de ese protagonismo el director se hace notar con elementos que solo distraen a la audiencia, Alfred Hitchcock dijo una vez: “Mientras más sencillo mejor” y de eso se trata este negocio, de no complicar las cosas para no distraer a la audiencia y dejar que  crea lo que ve como si fuera la vida real. Actores, defiendan su protagonismo, defiendan y valoren lo que son en el cine pero al mismo tiempo respeten ese honor de ser los verdaderos protagonistas.

Otra columna de Alfonso:
Los empresarios en el cine

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