Día lluvioso y nublado, creo que idóneo para los vinos que venían de la mano de César Castro Pou y de su empresaTERROIR. César es un enamorado de los vinos de la Borgoña y más concretamente de los vinos que nacen del terroir, de la tierra como punto clave en la formación de un buen vino. Esta vez nos presentó cinco vinos del productor Philippe Pacalet  y uno deMarcelle Lapierre,  que da la casualidad que es su tío.

Los vinos fueron:

Pacalet Chablis 1er. Cru Beauroy 2009. Frutas blancas enmarcadas por una estructura mineral bien definida. En boca notas cítricas acompañadas por notas de miel  con una acidez que lo hace ágil y enfocado.

Pacalet Puligny-Montrachet Village 2009.  Nariz refinada con densidad de fruta , flores y una mineralidad bien transparente. En boca tiene un mayor peso que el Chablis sin perder el enfoque que le aporta su acidez.

Marcel Lapierre Morgon 2010. Una hermosa nariz de cerezas frescas  y flores rojas. En boca ligero, refrescante y muy definido. Muy fácil de beber.
Pacalet, Chambolle Musigny  2007.  Frutas rojas, flores y roca caliza bañada en agua mineral. En boca es la definición clara de mineralidad, si aún dudas del concepto, este el es vino que tienes que probar, parece agua de cerezas pasado por roca caliza; refrescante con un toque de salinidad.

Pacalet, Nuits Saint Georges 2009. Tal vez el más convencional de los vinos de la noche. Frutitas rojas frescas con un toque térreo y rústico. En boca el más concentrado y afrutado de los Pacalet sin perder su frescura. Muy característico de su añada.

Pacalet, Gevrey Chambertin 2008. Fresco, elegante con notas a cerezas frescas bien definidas, notas de champiñones y especias. En boca fino, fresco, mineral y bien definido.
La verdad es que con esta cata te remontas al terruño y a los vinos hechos como antes, de una manera natural y con un cuerpo muy interesante, estos vinos nos abren las puertas a sabores que ya teníamos olvidados. Al vino que se realizaba en los pueblos y que uno tomaba en forma de chatos en las posadas y bares de siempre.  Me resultó sumamente difícil acostumbrar el paladar, abstraer la mente de mis prejuicios y de olvidar lo cuadriculado que uno se vuelve cuando se deja llevar por la comercialización masiva del vino, ya que no te deja ver estos tipos de productores que me dejaron sorprendido y gratamente complacido.

 
Quiero agradecer a César esta empresa quijotesca de introducir estos vinos en República Dominicana y de intentar expandirnos la mente y el paladar con productores tan singulares como estos.

Pronto tendremos la próxima cata donde podremos adentrarnos en los vinos viejos argentinos.

¡SALUD!

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