Es un filme esencialmente político, con ribetes del cine gay. Un Frankenstein moderno como thriller de suspense y terror, algo parecido a “Hitchcock”, pero sin la gracia del maestro y con referencia directa al cine clásico de suspense y terror.Su estructura narrativa es construida sobre los consabidos tres actos no lineales repitiendo trucos de guión: perplejidad al inicio, entendimiento a partir de flashbacks y conclusión; todo muy ajustado a esos necios manuales de guión.
En la trama, un cirujano plástico experimenta con la fabricación de una piel artificial resistente sobre el cuerpo de una persona desfigurada.
El guión lleno de alusiones y preguntas muy simples, que son respondidas con enigmas, va envolviendo a la platea en una vorágine donde Almodóvar no pierde tiempo en explicaciones y al mismo tiempo pone su sello: colores calientes en contrapunto con la discreción de escenas y secuencias donde la dirección de arte y vestuario crean el universo almodovareño, donde los personajes se deshacen unos con otros valiéndose de un arma o con rápidos juegos de palabras.
Como filme de terror es bastante elocuente en innovar creando atmósfera aterradora sin chillidos o sobresaltos. Antes de seguir una secuencia de los actos, el terror y la violencia están presentes en la propia naturaleza de los objetos como un bisturí, un pedazo de tela y objeto fálico punzante. Este tipo de terror resulta más angustiante, porque es el pavor del malestar y se siente sin saber exactamente el porqué. Es así como el filme manipula los elementos que son típicos del terror.
Con sencillez, la trama es montada a retazos, costurando un elemento aquí y otro allá, con accidentes, asesinatos, rabia, padecimientos, sangre, peleas aparentemente sin sentido. Parece una historia loca, absurda que se vale de kitsch del melodrama que de alguna manera nos hacen entender al final las preguntas que quedaban en el aire.
HHHH género: Terror. País:España. Año:2011. Duración: 120 minutos.
