La confirmación

Desde los inicios de esta sesión, suelo hacer una revisión acerca de cómo ha sido nuestra vida durante todo el año. Faltando…

Desde los inicios de esta sesión, suelo hacer una revisión acerca de cómo ha sido nuestra vida durante todo el año. Faltando apenas un mes para que este finalice, sin lugar a dudas, no solo ha sido difícil, sino apto para reflexionar, especialmente sobre lo que siempre he insistido, la familia.

Las últimas dos semanas he compartido fuera del país con personas de nacionalidades distintas, y con todas las que me he identificado como psicóloga, han querido hacer un aparte para manifestarme los problemas por los cuales atraviesan en sus hogares. Al llegar a una iglesia en la ciudad de Tampa, el tema de la predicación era la necesidad de la unificación familiar, centrando todo el tiempo el tema de estructurar las mismas, donde queden definidos los roles de cada uno de sus miembros, pero sobre todo la urgencia de que los hijos entiendan la autoridad paterna.

Si en años anteriores, las últimas cuatro semanas las dediqué para que de manera conjunta viéramos diferentes aspectos de nuestras vidas, éstas solamente voy a buscar alternativas que permitan y propicien en cuáles áreas debemos reforzar, cambiar o crear nuevos paradigmas que nos lleven a lograr un verdadero cambio. En caso de que no haya cambios que hacer, porque la nuestra está adecuada, hay que mantener las condiciones en las cuales hemos estado viviendo. Una pareja me pidió hablar conmigo; no solo hubo, de parte de ellos, hasta lágrimas, sino una manifestación de lo que estaba ocurriendo en sus vidas y la de sus hijos. Con esto confirmo que los grandes problemas de la familia son el flagelo principal de lo que acontece a la sociedad mundial.

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