Plácido Domingo, una voz prodigiosa

Quizás, pocos habían visto abarrotada la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito. No era para menos; la ocasión…

Quizás, pocos habían visto abarrotada la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito. No era para menos; la ocasión lo ameritaba. Y es que el fin de semana fue cerrado con broche de oro gracias al recital que ofreció en el país, uno de los cantantes de ópera más destacados del mundo: el tenor Placido Domingo.

Plácido, quien junto a Luciano Pavarotti (fallecido) y José Carreras, han sido reconocidos con el título de “Los Tres Tenores”, ofreció una noche seguramente inolvidable para todos aquellos que tuvieron la oportunidad de ocupar un asiento en el concierto “Lo mejor de mi alma latina”. Piezas de conocidas óperas, de zarzuelas y de música popular latinoamericana fueron las protagonistas de la noche; ocasión en la que el tenor fue acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida en esta oportunidad por el español Ramón Tebar, quien se viene estableciendo como uno de los directores jóvenes más interesantes de su generación, pues con tan sólo 32 años ha sabido dividir su actividad entre lo operístico y sinfónico.

El propio Maestro fue quien tituló este concierto –Lo mejor de mi alma latina-, con el cual alude a sus vivencias en Latinoamérica; también él mismo escogió la exquisita selección de canciones interpretadas, con el firme propósito de ofrecer una noche memorable. Y como era de esperarse, logró su cometido.

Para acompañar a Domingo en esta noche tan especial, no pudo haber mejor selección: la mundialmente aclamada soprano costarricense Íride Martinez, quien logró cautivar en más de una ocasión al publico gracias a sus apasionadas interpretaciones, entre ellas: Je veux viviré de la ópera “Romeo y Julieta” y Te quiero, dijiste (Muñequita Linda). Así mismo, estuvo presente la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera, quien en la actualidad es una de las intérpretes más destacadas del panorama lirico internacional por sus fascinantes interpretaciones del complejo mundo de la ópera y de la zarzuela. En esta oportunidad su embrujo y pasión quedó demostrado en las piezas: L’amour est un oiseau rebelle de la ópera “Carmen” y No cantes más la Africana a dúo con Plácido.

Conocido en su familia como “El Granado”, por cantar desde muy pequeño la canción Granada de Agustín Lara, el tenor reafirmó durante la noche del domingo 10 de diciembre su calidez como ser humano. Muestra de esto fue su afinidad, comentarios y risas junto a un público que no cesaba de aplaudirle. Incluso, demostró sus dotes de bailarín al dar uno que otro “pasito” junto a Martinez  y Herrera a ritmo de la orquesta.

Alma latina. Para honrar la labor que la Fundación Sur Futuro viene realizando desde hace ya una década, a favor de los más necesitados de la región Sur del país, Plácido Domingo, reconocido por la crítica especializada como el más grande tenor de todos los tiempos, presentó sin dudas lo más querido de su alma latina. Una mezcla de ritmos que iban desde piezas tan clásicas, como Ya mis horas felices de la zarzuela “La del soto del parral” y Adiós, dijiste de la zarzuela “Maravilla”, hasta canciones más populares, entre ellas: El día que me quieras, Bésame mucho y Por amor, que al final de dicha interpretación el artista agradeció la presencia de quienes hicieron popular este clásico de clásicos: Niní Cáffaro y Rafael Solano.

Una sinfónica a la altura. La Orquesta Sinfónica Nacional demostró una vez más que se encuentra a la altura de cualquier orquesta de carácter internacional. Desde el inicio del concierto demostró su gran capacidad interpretativa con el Preludio de la ópera “Carmen” del francés Georges Bizet, con el cual logró transmitir de manera insuperable el estilo melódico que caracteriza esta pieza.  Del mismo modo, ganó cientos de aplausos tras interpretar el “Intermedio” de la zarzuela “La boda de Luis Alonso”, de Gerónimo Giménez, muestra fehaciente de la brillantez técnica que poseía Giménez y de su experto manejo de las sutilezas orquestales. Cabe desatacar, que el director invitado, Ramón Tebar, realizó un gran trabajo, haciendo realidad uno de sus mayores sueños: dirigir a Plácido Domingo.

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