Un informe elaborado por el Observatorio del Mercado Laboral Dominicano, por encargo del Ministerio de Trabajo, ofrece detalles sobre las actividades productivas que realizan los ciudadanos haitianos, documentados e indocumentados, en la República Dominicana.
Entre los datos a resaltar está el hecho de que el 20% de los ciudadanos haitianos que entran de manera regular al país no retorna a su nación. Asimismo, en el estudio, se destaca que el 74.4% de los haitianos que ingresaron al país recientemente nunca han sido detenidos en redadas. Sólo el 25.6% dijo haber sido detenido y de esa pequeña proporción apenas el 10% confesó haber sido deportado por falta de documentos.
Estos resultados demuestran que los ciudadanos haitianos no son tan acosados, perseguidos o maltratados en territorio dominicano como en algunos momentos se ha querido acusar de manera injusta en foros internacionales.
Pero lo más alarmante de estos resultados es la demostración de que las autoridades dominicanas hacen muy poco o casi nada por establecer una regulación efectiva sobre la inmigración de ciudadanos haitianos indocumentados. Incluso, a juzgar por las respuestas de los propios haitianos, las labores de verificación de su estatus legal no se realizan de manera efectiva.
El resultado de esa falta de políticas claras sobre la migración en el país, a pesar de la existencia de la Ley migratoria y de un reglamento aprobado apenas el pasado año, es que cada vez es mayor el número de ciudadanos haitianos no sólo realizando labores en el mercado informal y hasta formal como la construcción y la agricultura, sino además de mujeres y niños pidiendo y mendigando en los semáforos de las principales avenidas de las ciudades del país. Un espectáculo penoso y vergonzante.
Los países organizados tienen políticas migratorias claramente definidas, y las ejecutan con rigurosidad y efectividad, sin abusos y sin tráfico de influencia. l
