Amable Sterling: constructor de atmósferas

Oriundo de La Romana, Amable Sterling, gran exponente de la plástica dominicana, pertenece a un grupo selecto de pintores que ocupa un importante…

Oriundo de La Romana, Amable Sterling, gran exponente de la plástica dominicana, pertenece a un grupo selecto de pintores que ocupa un importante lugar en la historia del arte de República Dominicana. Conversamos con este dominicano, quien durante la entrevista manifestó que «nos queda mal venerar a los artistas cuando son glorias pasadas si no se les dio la más mínima oportunidad de una vida honorable y digna cuando pululaban mostrando su arte apoyado en su propio esfuerzo y sin ninguna motivación que el reducido aplauso de aquellos que fueron sensibles a su arte».

¿Cuál ha sido la mayor enseñanza que pudo haber recibido de su mentor, el reconocido maestro de la plástica dominicana Jaime Colson? Es difícil escoger una en particular ya que podría enmarcar tanto mi parecer como discípulo, así como su figura como maestro. Sus conversaciones acerca de cualquier tópico eran dignas de la mejor meditación. Una vez me dijo: «Pintar es como un tiro al blanco, en el cual siempre te acercarás al centro pero nunca sentirás que diste en el mismo centro porque el día que te conformes, ya no tendrás la necesidad de pintar».

¿Qué opinión le merecen las actividades que se realizan para promover artistas, como las ferias, bienales de arte, entre otras? Toda actividad que promueva nuestros valores culturales es merecedora de nuestra mejor valoración. Sobre todo, si tomamos en cuenta que muchas veces estas actividades no cuentan con el respaldo que se ve en otros países. Hay una atmósfera cultural que envuelve estos eventos que son disfrutados por el pueblo y cuya proyección beneficiosa trasciende más allá de su presentación.

¿El arte dominicano está bien encaminado? Por supuesto que esta bien encaminado. Este país cuenta con una increíble población de artistas que merecen la oportunidad de proyectar su arte, de tener un espacio no solo para ser, sino también para hacer y vivir de éste. Hay sectores que pueden mejorar, sobre todo el sector oficial. Nuestro servicio diplomático no sabe o no tiene los recursos para promover nuestro arte a través de las embajadas. No basta con la celebración de una Bienal de Artes, ya que no engloba todas las atenciones que el sector de las artes plásticas requiere, y que no todos los artistas se sienten motivados a participar en la misma. En cuanto al sector privado, éste no puede ser más tímido. El ejemplo del Grupo León Jiménes, no parece motivarles, y mucho menos otros ejemplos internacionales que enriquecen famosas firmas y muestran su formidable respaldo a las bellas artes.

En cuanto a los galeristas, ¿cómo percibe su papel en el mercado del arte? Su papel es muy importante dentro de la cadena de personajes que se desenvuelven en el mundo de las artes plásticas. Hoy no es posible imaginar el funcionamiento del mundo de las artes plásticas en República Dominicana, sin la participación activa de las galerías. Claro, es una actividad de carácter económico que es lo que mueve las enormes inversiones que hacen los galeristas, pero es la fe que estos promotores ponen, muchas veces en artistas que todavía no tienen el aval de un nombre reconocido, que da la oportunidad de salir del anonimato a artistas cuya proyección sería muy difícil sin el respaldo de una galería reconocida.

¿Qué obstáculos afrontó como artista para salir adelante? A decir verdad, no creo haber tenido dificultades para salir adelante, pues mi desarrollo como artista se llevó a cabo sin ningún dejo de desesperación por mi parte. He disfrutado de cada etapa en la misma forma en que me han llegado.

¿Tuvo miedo de dedicarse en cuerpo y alma a esta carrera por asuntos de supervivencia? Si debo ser sincero, nunca quise arriesgarme a vivir de la eventualidad de vender un cuadro, porque me enamoré y no me habría perdonado poner a mi familia a “pasar trabajo”. Yo necesitaba seguridad económica y en los años en que me recibí como pintor, no se podía vivir únicamente de la pintura. Aún hoy, dependiendo de tu nivel de vida, puedes pasar meses sin vender un cuadro y el problema se complica cuando sabes que tienes un compromiso con los coleccionistas que han invertido en ti, que te obliga a no bajar el precio de tu pintura aunque te mueras de hambre.

También es arquitecto… Las dos actividades artísticas me apasionan. Si en la arquitectura necesitas del cliente para realizar un diseño, que no siempre estará determinado por tu absoluta voluntad y visión creadora, en la pintura tú pintas a tu capricho y real gana, y después viene el cliente que se enamora de tu arte. Yo hace tiempo que me decidí por la pintura.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas