Síndrome del “edificio enfermo”

Muchos son los casos en los que las personas suelen sentir náuseas, mareos, resfriados y alergias constantes, así como también vómitos, estados de somnolencia prolongados, congestiones nasales y ronqueras sin aparente explicaci

Muchos son los casos en los que las personas suelen sentir náuseas, mareos, resfriados y alergias constantes, así como también vómitos, estados de somnolencia prolongados, congestiones nasales y ronqueras sin aparente explicación. Al tratar de mejorar su estado de salud, buscan encontrar la causa en múltiples exámenes médicos, que en algunas ocasiones pueden generar un diagnóstico que posibilite un tratamiento que mejore las manifestaciones por un corto tiempo.

Pero… ¿qué pasa si el problema persiste? ¿Dónde radica la fuente que genera estos síntomas? En la mayoría de los casos, los afectados se alejan de ciertos ambientes, como parques o áreas muy transitadas, por considerar que estos son el detonante de sus males, cuando la realidad puede ser otra. Y es que en el lugar que menos creas, como en tu lugar de trabajo o en la tranquilidad de tu hogar, puede haber contaminación por las afecciones que enferman la infraestructura en la que te albergas.

¿Un edificio “enfermo”?

A esto se le conoce como el síndrome del “edificio enfermo”, que no es más que las partículas, hongos o fugas de gases que contaminan las instalaciones de manera pasiva, y que con el pasar del tiempo afectan la construcción y todo lo que en ella habita.

La encargada del departamento de Saneamiento Básico, del Ministerio de Estado de Salud Pública y Asistencia Social, ingeniera Alba Heredia, explica que “existen diversas causas del síndrome del edificio enfermo, tales como las edificaciones construidas con materiales baratos o inapropiados; con poca variedad térmica, es decir, que siempre se encuentra la temperatura caliente o fría; o cuando dentro de la estructura se presenta una ventilación deficiente, que por lo regular se mantenga cerrado debido al aire acondicionado o por los extractores”.

Agrega que en el caso de edificaciones recientes (menos de un año) esto también puede suceder, porque se pueden presentar fuentes productoras de metano, hongos, toxinas o ácaros.

Desde principios de la década de los 80, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha estado dándole seguimiento a esta problemática que afecta principalmente a las grandes urbes, ya que según datos suministrados más del 30% de los casos se presentan en edificaciones nuevas.

Las oficinas pueden ser una “bomba de tiempo”, pues en esos espacios se dan factores que facilitan que la contaminación se propague, como la humedad y la poca higiene; un sistema de ventilación artificial sin mantenimiento, el continuo uso de impresoras y  fotocopiadoras donde el aire no circule apropiadamente (estas suelen estar en un lugar cerrado), así como fumar y hacer uso de aerosoles, entre otras, son acciones acumulativas que pueden generar o agravar cualquier patología existente en la gente.

Situaciones peligrosas

Carmen vive en un complejo habitacional, desde hace alrededor de 20 años. Desde hace unos meses ha estado presentando alteraciones en la piel, enrojecimiento de los ojos y sensación de asfixia.  Ella, por ser el miembro de la familia que pasaba más tiempo en su residencia, presentaba con más regularidad estos síntomas que su pareja y sus hijos.

Luego de un sinnúmero de visitas médicas para detectar qué ocurría y no encontrar un factor puntual, el especialista decidió tomar medidas en el ambiente que ella se desenvolvía. Resulta que una fuga en las tuberías de gas  (distribuidas en el interior de las paredes) estaba enfermando la estructura, provocando en los ocupantes un lento envenenamiento.

Esto es un claro ejemplo de cómo una edificación puede enfermar, y por ende a las personas. Para solucionarlo, el Cuerpo de Bomberos tuvo que intervenir y eliminar el sistema completo de tubería.

Puntos a tomar en cuenta

En dado caso de que tenga las sospechas de que se encuentra bajo los efectos del síndrome del “edificio enfermo”, Heredia recomienda acudir a la  Dirección General de Salud Ambiental, del  Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social para garantizar su salud y la de su vivienda u oficina.

Como consejo para evitar “la enfermedad”, los expertos recomiendan un correcto manejo de la iluminación, pues si se tiene un nivel muy bajo o excesivamente brillante puede desarrollar estrés visual, irritación ocular y dolor de cabeza. Otro factor a tomar en cuenta para tener una vida sana es realizar revisiones técnicas cada cierto tiempo, así como no olvidar que la contaminación sonora también afecta. Procure que no exceda los límites de 60 a 70 decibeles.

Los materiales de amueblamiento, como alfombras, muebles tapizados, pintura, productos húmedos de construcción, adhesivos para la construcción, madera contrachapada y comprimida, pueden ser una fuente de contaminación si contienen químicos de alta emisión. Por esto, es recomendable el uso de productos de baja emisión, asegurarse que el material esté seco antes de usarlo, ventilar el área antes de la instalación de los materiales, y aumentar las fuentes de ventilación durante y después de la instalación.

Las zonas urbanas con un alto índice de electromagnetismo suelen estar muy contaminados”.

Según la Organización Mundial de la Salud, un  30% de los edificios construidos durante el 2010 pueden estar afectados por este síndrome”.

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