En honor a dos honorables

Puede que la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte), como toda institución pluralista que reúne a más de doscientos…

Puede que la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte), como toda institución pluralista que reúne a más de doscientos miembros, no sea un gremio perfecto, aunque somos de los que aspiramos a serlo. Durante 28 años de historia, hemos convivido con personajes que alimentan la desunión y apuestan a su anquilozamiento más por razones “electoreras” (que no electorales) que por defender su buen juicio y su correcto funcionamiento.

En los últimos tres años, en que he tenido que desempeñar funciones en su Comité Ejecutivo, he podido diferenciar entre los leales y los incondicionales, no a nosotros, sino a la institución, a esa que tiene como norte reconocer lo mejor del arte y la cultura dominicanas y enaltecer a su membresía más honorable, como hiciéramos en la primera edición del Premio al Mérito Periodístico celebrada el pasado 28 de febrero.

Los Premios Casandra, que vienen ganando terreno en el mercado internacional, gracias a su grandilocuencia, belleza, participación de celebridades y artistas de otras naciones, desbordan las pasiones. Primero de los que no entran en las nominaciones, y luego de los que no logran la preciada y prestigiosa estatuilla. Entre las patas de los caballos que se pasean por el lodazar de la farándula más dañina y comercial, uno de sus personajes más destacados (y no precisamente por el talento), que ni siquiera se ha ganado el derecho de que le citemos por su nombre, ha querido mancillar la iniguable e impecable reputación de los periodistas Ricardo Rodríguez Rosa y Yamira Taveras, dos miembros destacados de Acroarte que hacen vida en nuestra trabajadora y honrada filial de Santiago.  
No quisiera concluir en que ese berrinche pos premios Casandra tiene que ver con el programa que ese personaje pondrá en antena en en el país en las próximas semanas.

Ojalá que su dislocada actuación y reacción inentendible tenga más bien que ver con su personalidad irrefrenable que le ha llevado a besar públicamente a un hombre en la boca, bajarse los pantalones en la alfombra roja del Casandra y seguir como si nada. Ojalá y sea esto último y no lo primero. Ojalá.

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