Los ricos, el sida y nosotros

La mayoría de las naciones del primer mundo fueron muy enfáticas en proclamar, cuando la crisis financiera internacional despuntaba,…

La mayoría de las naciones del primer mundo fueron muy enfáticas en proclamar, cuando la crisis financiera internacional despuntaba, que nunca jamás reducirían los programas de cooperación de sus agencias hacia los países del tercer mundo. Unos cuantos países han sido consistentes en el mantenimiento de sus políticas de colaboración, pero la mayoría no. Ni siquiera con el victimizado Haití, los grandes países han cumplido sus promesas.

Era previsible que los programas asistenciales de los ricos serían recortados en la medida en que sus economías se debilitaran. No fue necesario esperar demasiado. Aún en programas de fortalecimiento de procesos institucionales, de mejorías en los campos productivos, en la educación e incluso en las políticas de persecución del crimen organizado, hemos visto las expresiones de esa nueva realidad.

Como siempre, los pequeños países tienen que entender que deben avanzar con sus propias políticas y recursos. Naturalmente, cualquier colaboración siempre será recibida. Aunque las mejores muestras las estamos viendo entre los menos acaudalados, que preferimos llamar colaboración “Sur-Sur”.

Ahora el problema nos viene por donde más duele. El drama de quienes padecen sida y otras enfermedades contagiosas. La Coalición Ong Sida informa que el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria suspenderá el apoyo para la compra de los fármacos para tratar esas enfermedades. En el país hay 19,667 personas que están bajo tratamiento por el VIH y dependen de esas donaciones.

La Coalición quiere que el gobierno asuma ese costo. Entendemos que el país no tiene más alternativa. No hay ante quién quejarse. Deben hacerse los arreglos necesarios para que los recursos vayan donde debe ir.

Es obligación del Estado proteger a los más disminuidos. Los enfermos del sida están en esa sensible categoría. Una tarjeta especial para suministrar esos medicamentos es clave. Ahí está el programa Solidaridad. El instrumento está creado, sólo debe procesarse la información levantada e implantarse los mecanismos de control y asistencia.

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