Es un filme infantil por las situaciones absurdas pretendidamente dramáticas que se resuelven con la fórmula “Dios ex machina” (resolución de un suceso con un acontecimiento salido de la nada). Y si algún valor tiene es el relativo a cuestionamientos sobre la sobrevivencia humana en medio de una hambruna donde hay que acabar con quien ponga en peligro inmediato la poca comida que hay.
Es un filme futurista, en la onda de distopía. Plantea un futuro sin imperialismos, pero dividido en zonas dentro de una sola nación llamada Panem fundada luego del fin de Norteamérica, con una sola capital que controla 12 distritos. Fuera de ahí no espere más. Lo que sigue a continuación es un juego dramático de ciencia ficción experimental que se mueve entre la intriga política sin ideologismos, la brutal manipulación mediática, la violencia como espectáculo y el sonambulismo de una población sometida al poder de nuevo cuño. Todo realizado en el más emblemático cine panfletario. De cierta manera, es una sátira a los reality shows que ya sabemos que delante de supuestas competencias hay por detrás infamia.
Técnicamente, el filme es perfecto, tomando en cuenta quién lo hizo y los millones que gastaron. Sin embargo, su trama está por debajo de otros considerados “distopia for dummies” que se orientan a servir todo a la platea sin tener que masticar nada, sin reflexionar y sin dejar rastros.
El filme se olvida a los dos minutos, nada se recordará a no ser las constantes relaciones con nuestra vida diaria de estos días de violencia electoral.
HH género: Ciencia ficción, acción. País: USA. Año: 2012. Duración: 142 minutos.
