La intolerancia disminuye

La intolerancia fue una estampa del presidente Ulises Heureaux (Lilís) a partir de su segunda administración en 1886; pero fue un período…

La intolerancia fue una estampa del presidente Ulises Heureaux (Lilís) a partir de su segunda administración en 1886; pero fue un período en el que el país alcanzó logros materiales extraordinarios, como la instalación del servicio de electricidad.

Le dio continuidad al proyecto que había iniciado  el gobierno del líder del Partido Azul, Gregorio Luperón, y puso en servicio el 18 de octubre de 1883, la primera locomotora, y a partir de 1887 tenía en movimiento el primer servicio de ferrocarril que iba de Samaná a Santiago. En la primera etapa fue construida la red vial Sánchez-La Vega con una longitud de 130 kilómetros.

En el mismo año 1887, construyó los puentes sobre el arroyo Nibaje, y el de Gurabito, en Santiago. En la ciudad de Santo Domingo construyó en 1890, el puente Presidente Heureaux, que unió la parte occidental de la capital con la zona oriental. En 1893, comenzó el acueducto de Santo Domingo y en 1896, se conoció el primer presupuesto del país en el que fueron incluidos los gastos del alumbrado eléctrico; en 1895, construyó el ramal Jima-San Francisco de Macorís y en 1897, el ferrocarril Central Dominicano, que comunicó a Puerto Plata y Santiago.

De los historiadores dominicanos que analizan la figura de Lilís, algunos se expresan dominados por los prejuicios.  Otros se quedan en las anécdotas que opacan la valentía e inteligencia del militar y político. La historiadora Mu Kien Adriana Sang, en su obra “Ulises Heureaux Biografía de un Dictador”, publicada por el Instituto Tecnológico de Santo Domingo en 1987, presenta una visión diferente. Destaca las cualidades de la personalidad de Heureaux. “Le permitieron vencer las hostilidades políticas y los inmensos obstáculos que se le presentaban”.

El escritor Harry Hoetink, en su obra “El Pueblo Dominicano. 1850-1900”, publicada en 1971 por la Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago, anota: “En el pensamiento de Heureaux, como típico dictador criollo, apenas cabían principios ideológicos. Veía la actividad política como artesanía, el aparato político como un artefacto de trabajo, la estructura política como un total delicado, pero estático. El papel del Parlamento en la dictadura criolla estaba de acuerdo con el carácter no ideológico, artesanal del sistema político”.

La figura de Lilís también fue motivo de burla para sus adversarios políticos. En 1890 circuló un panfleto que lo describía como ancho de pómulos y largo de boca, con la nariz dilatada como gato que olfatea sangre, torvos los ojos, la piel cetrina y la frente achatada de los criminales natos. En 1882, el diplomático francés Alphonse Garrus, escribió sorprendido a sus superiores que “un hombre casi negro tuviese tal arraigo en la población”. En ese momento el liderazgo de Lilís estaba en la cumbre con el apoyo de su padre militar y político, el general Gregorio Luperón. Eran los días de su primer Gobierno.

La intolerancia a partir de su segundo Gobierno impidió destacar la dimensión de sus realizaciones. Una lección histórica.

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