Angel Urrely, una chispa de humor incitante

El arte cubano siempre se ha destacado en todo El Caribe y Latinoamérica, y Angel Urrely, virtuoso y carismático artista de este país,…

El arte cubano siempre se ha destacado en todo El Caribe y Latinoamérica, y Angel Urrely, virtuoso y carismático artista de este país, que en los últimos años emerge en nuestra ciudad desplegando un universo visual personal que reclama su legítima y merecida consideración, no es la excepción.

Por esta razón, nos comunicamos con el artista para que nos contara un poco más acerca de su trabajo. A decir verdad, quedamos complacidos, y nos percatamos de que, entre palabras, es una gran persona.

¿Cuál es el rol que debe ejercer un artista en nuestra sociedad? Hay que traspasar el espacio mercantil de la galería. Concuerdo con Jean Dubuffet, que la verdadera misión del arte es subversiva. El problema de esto es que los artistas tienen que comer, y los que cortan el bacalao no tienen muchos deseos de ser subversivos. 

¿Como te gustaría que te definieran como artista? Espero que las definiciones vengan cuando ya no esté en este mundo.

¿Qué valoras más en tu trabajo? Me gusta el proceso en el cual recojo el material con el que fabrico el edificio de mi discurso estético. Las cosas que encuentro en el camino van desde las noticias que tomo con el café, al rayar el día, hasta el “conversao” más insignificante.

Si tuvieras que mencionar algo que te molesta de tus colegas, ¿qué sería? Los colegas pudieran molestar si estuvieran más cerca. Más bien les echo de menos por el tiempo que paso sin verlos.

Arte dominicano o cubano. ¿Con cuál te quedas? El  tema de las patrias no me ciega. Cuando alguna vez escucho y veo las cosas buenas que se han hecho en ambos lados del charco, siento orgullo de pertenecer a estas tierras. A mi me gusta lo que hago, llámese cubano, dominicano o arte de la diáspora cubana.

¿Es importante para ti que la obra de un artista se reconozca de inmediato? El asunto de la regularidad formal es una fórmula efectiva para el mercado, pero no me gustaría que me conocieran como «el tipo que pinta los pollos» o «el tíguere que lleva veinte anos haciendo la misma vaina».

Para ti, ¿qué tan fácil es vender una obra de arte? Es más fácil que desmochar una palma real como las que crecen en Cuba; son más altas que un edificio de seis pisos.

¿Qué es lo que más te enorgullece de la profesión que has elegido? Haber sacado de la caja del cuerpo tantas cosas que antes no podía ni nombrar. Haber dejado el paisaje de la esclavitud bajo el polvo de la memoria.

¿Cuál sería tu público de compras ideal? Uno que respete y ame mi trabajo como lo hago yo.

¿Quién ha sido tu mayor impulso durante tu carrera? Los que soplan las velas de este barco son los amigos, los obstáculos, mi casa en Cuba, los caminos, mis abuelos, mi hijo Guille, al que no veo desde que tenía cinco meses y mi pequeño hijo Nicolás.

Lo que nunca falta en tu trabajo es… El deseo de ir siempre un poco más lejos y saber que las posibilidades del arte son infinitas.

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