Hace unos días, en un operativo encabezado por las autoridades de Salud y en compañía de la  fuerza pública, fueron sometidos a la acción de la justicia un grupo de individuos acusados de falsificación y comercialización de medicamentos.

Ese hecho, el cual esperamos que forme parte de una acción permanente, debe anteceder a una cascada de acciones que persigan y castiguen este delito, el cual tiene una connotación delicada, ya que se trata de engañar a personas  que padecen enfermedades que demandan el uso de medicamentos, muchas veces vitales para el control de las mismas.

El hecho de que miles de dominicanos afectados de enfermedades cardiovasculares, así como diabéticos, se encuentren haciendo uso de sustancias que han sido modificadas o adulteradas con fines comerciales, constituye un delito con perfil criminal.

Esta decisión, demostrada con una acción que debemos aplaudir, ojalá no sea una quimera, ya que la falsificación y contrabando de medicamentos se ha constituido en un mercado negro peligroso al cual hay que combatir.

Se hace imperativo continuar la vigilancia y decomisar, desmantelar y castigar a todo aquel que sea identificado en esas prácticas.

Recomendamos a los ciudadanos no dejarse confundir ni engañar por aquellos que comercian con medicamentos falsos. La venta de supuestas medicinas a bajo costo, en relación con su contraparte original, hace que algunos ciudadanos se dejen arrastrar y ser nuevas víctimas de estos delincuentes.

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