Mitos y realidades de la crisis del Euro: La opinión de cuatro Premios Nobel

Muchas personas piensan que los déficits fiscales y las deudas acumuladas por los gobiernos provocaron la crisis.  Sin embargo, los premios…

Muchas personas piensan que los déficits fiscales y las deudas acumuladas por los gobiernos provocaron la crisis.  Sin embargo, los premios Nobel  Krugman (2008) y Stiglitz (2001) señalan que en el período 1999-2007 el déficit fiscal italiano fue similar al de Francia y medio punto porcentual superior al de Alemania; que España e Irlanda mantuvieron superávits fiscales y una baja deuda pública y que solamente Grecia promedió un déficit fiscal del 5% del producto bruto domestico (PBD).

Los conservadores norteamericanos argumentan que el incosteable estado de bienestar europeo provocó la crisis, pues favorecen impuestos y gastos sociales bajos, una  receta que ha disparado la desigualdad social en su país. Krugman apunta, citando  estadísticas de la OCDE del 2007, que los gastos sociales  en Irlanda, España y Grecia eran inferiores  a los de Alemania, Austria, etc. 

Debemos mencionar el cuento de hadas sobre el virtuoso Norte y el indisciplinado Sur.  Stiglitz, Krugman y Phelps (2006)  han revelado que los bancos e inversionistas  del norte  de Europa financiaron imprudentemente el déficit público de Grecia y una burbuja inmobiliaria del sector privado  en  España.  Es decir, Stiglitz, Krugman y Phelps coinciden que un fallo del sistema financiero originó la crisis, con una irresponsabilidad compartida entre los prestamistas del norte y los prestatarios del sur y sus respectivos reguladores. Expresado llanamente, sinvergüenzas los del norte, sinvergüenzas los del sur…
Esta crisis no parece tener fin… Algunas realidades de esta tragicomedia europea…

Sargent (2011) señala la desunión de la Eurozona  y argumenta que los  13 estados precursores de los Estados Unidos “… en 1787… unieron sus deudas bajo un nuevo gobierno federal que cobraría  impuestos para pagar la deuda (consolidada)….” Es decir, recomienda  la emisión de Eurobonos, que reduciría la tasa de interés a las economías más castigadas, y una coordinación fiscal, que implicaría transferir parte de las soberanías a una autoridad central.

Una solución complicada dada la desenmascarada  falta de solidaridad a tantos sufrimientos en Grecia,  y los develados prejuicios, como referencias al Club Med, insinuando, no sin envidia,  a un gusto por la buena vida en el sur.

El Banco Central Europeo, con un mandato limitado a combatir la inflación, no ha combatido el paro y la deflación, o sea, la caída de los precios. Tampoco  actúa hoy como prestamista de último recurso a los bancos españoles, obligando que la ayuda vaya de Bruselas al Estado, disparando la deuda pública, una ironía que debemos destacar, después de tantos sermones. Ahora parece dispuesto  a comprar deuda pública italiana y española para tranquilizar los mercados.

Austeridad

Berlín y Bruselas auspician severas medidas de austeridad para salir de la crisis que ha mermado la producción, el consumo y las recaudaciones de impuestos necesarias para  servir  la deuda. Austeridad que pone a prueba a la dividida Eurozona, con 18 millones de parados, y aleja a Europa de los Estados Unidos y China, que favorecen políticas coyunturales expansivas. ¿Podrán Berlín y Bruselas resistir las presiones sociales internas y un posible diferendo con Estados Unidos y China? ¿Representa la decisión del BCE de comprar deuda soberana el primer paso hacia una política más expansiva?

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