MIAMI, Estados Unidos.- Cincuenta años es mucho tiempo, aunque para el popular presentador chileno, Don Francisco (Mario Kreutzberger), no es “nada, porque la vida se va en un segundo”. El 28 de diciembre cumplirá 72 años y este emblemático aniversario le tiene entusiasmado sobre el futuro profesional, con la entrada a gran escala de su propuesta a través del internet. Mira con mucho optimismo a los latinoamericanos que emigraron y siguen llegando a los Estados Unidos en busca del gran sueño.
En una entrevista con elCaribe al filo de la madrugada del pasado jueves, cuando grababa la edición especial que transmitirá hoy Univisión, dijo que aún se siente de buen ánimo y con energías para seguir en la competencia, satisfecho por el éxito que alcanzó en Norteamérica, el país de las oportunidades: “Cuando transmitimos el séptimo programa de ‘Sábado Gigante por Univisión, nos cancelaron la transmisión porque los niveles de audiencia fueron un fracaso. Luego nos mandaron a llamar porque estrenamos el baile de “A mover la colita” y logramos un rating altísimo, nos mandaron a buscar del canal y nos propusieron quedarnos, pero pagándonos la mitad menos de lo que ganábamos. Decidimos quedarnos y aquí estamos, celebrando medio siglo de historia”, dijo con satisfacción.
Decía en un momento en el programa que luego de cumplir 50 años en la televisión, hay que reinventarse, ¿cómo asumirá en lo adelante esa reinvención?
De ahora en adelante queremos hacer una reingeniería de “Sábado Gigante”, adaptándolo a las nuevas tendencias, especialmente a todo lo relacionado con el internet, en esa plataforma, transmitir en streaming, porque estamos convencidos que nuestro formato aplica para eso. Si “Sábado Gigante” pudo reinventarse durante estos 50 años de historia –la televisión pasó del blanco y negro al color, del digital al HD y todos esos cambios tecnológicos durante estos últimos años– también podremos entrar en este cambio tecnológico, porque al final lo que vale es nuestro contenido.
Con medio siglo encima de trabajo, ¿se siente en ánimo de reinventarse?
Sí claro. El día que no tenga ganas de volver acá, al programa, no vuelvo nunca más.
¿Cómo evaluaría estos 50 años de carrera?
Se basaron en un segundo y fueron un largo camino, es una contradicción pero es verdad.
¿Cómo cree que América Latina, donde usted es una figura admirada y querida, ha cambiado en ese medio siglo?
Empecé en Chile y estuve transmitiendo solamente en mi país durante 24 años y después, gracias a nuestro programa que empezó a transmitirse desde Estados Unidos, pude ser conocido en Centro y Suramérica. América Latina es el país del futuro, digo el país, porque más que un continente, aunque estamos divididos por fronteras, lo considero un país. Tenemos las generaciones más jóvenes, los grupos étnicos en cada país son más jóvenes porque el mundo se ha estado envejeciendo, como Europa por ejemplo. Tenemos muchísimo futuro como Latinoamérica.
Hoy día, los jóvenes entienden que las cosas se logran fácil. Sin embargo, son 50 años de disciplina, dedicación, perseverancia, ¿qué piensas?
Nada es fácil, nada es regalado, creo que todo en la vida hay que trabajarlo y así ha sido desde el día en que comencé mi carrera. Nadie me ofreció un trabajo, me lo conseguí, nadie me ofreció venir a los Estados Unidos, yo vine. Así que siempre ha sido tener iniciativa, es lo que le recomiendo a cualquiera, uno no debe desmayar, hay que luchar por alcanzar sus sueños, sus aspiraciones, sus anhelos.
¿Ha sacrificado mucho por la televisión?
Claro, se sacrifica bastante la familia, uno está menos con la familia, porque termina enamorándose de la televisión. La televisión es adictiva, el aplauso es adictivo, entonces el equilibrio entre la familia y el aplauso no ha sido nunca fácil. En este caso tampoco.
¿Se imagina su vida fuera de la televisión, sin el aplauso que alimenta el ego de los artistas?
Es la ley natural de la vida: todo comienza y todo termina. El asunto es que si yo hubiese hecho el programa hace 100 años no estaría aquí porque la gente antes no vivía hasta la edad que yo tengo. Recuerdo cuando revisé los diarios de los años 40 y leía una información que recogía la muerte en un accidente de un anciano de 50 años… (risas).
