No permitas que tu mente enferme tu organismo

Como bien se sabe, la mente es un arma poderosa, tanto para sanar como para enfermar; por ello, debes saber que no todas las enfermedades son producidas por deficiencias inmunológicas, sino que muchas se deben a estados anímicos.

Como bien se sabe, la mente es un arma poderosa, tanto para sanar como para enfermar; por ello, debes saber que no todas las enfermedades son producidas por deficiencias inmunológicas, sino que muchas se deben a estados anímicos.El temor, la preocupación, la ansiedad, el estrés, la angustia, la depresión…pueden ocasionarte problemas físicos debido a que somatizas. Es decir, tu cuerpo se encuentra sano, pero al encontrarte en un estado anímico alterado, tu organismo, sientes síntomas que reflejan enfermedades. No obstante, tras hacerte diversos exámenes médicos te das cuenta que de  que no tienes nada y que  todo es producto de tu mente.

No se trata de que se tenga una enfermedad mental, simplemente estos estados de ánimo actúan sobre hormonas que provocan cambios en tu organismo.

Y es normal que si se altera tu sistema nervioso tengas mareos, vértigos, hormigueos, dolores de cabeza, parálisis musculares, incluso tus sentidos te pueden jugar una mala pasada porque si tu cerebro da órdenes equivocadas a tu cuerpo, de seguro tendrás efectos secundarios como taquicardia, dolor u opresión en el pecho. Este tipo de alteraciones pueden manifestarse a través de todos los órganos del cuerpo.

En el aparato digestivo pueden presentarse como gastritis, úlceras y colon irritable, entre otras. En la piel se puede manifestarse como dermatitis, urticaria y caída del pelo. En el sistema respiratorio se pueden presentar como aumento en ataques de asma o tos. A nivel muscular es frecuente el espasmo muscular y dolores a nivel lumbar provocados por ansiedad.

De acuerdo con la sicóloga Olga María Renville, la relación de la mente sobre el cuerpo es bien clara, y del mismo modo que las enfermedades físicas influyen en nuestro estado de ánimo y nos provocan temor, miedo o preocupación, muchos problemas psicológicos provocan síntomas físicos. Pero ¿a qué se les llama  enfermedades psicosomáticas? En términos generales se entiende que una persona sufre somatizaciones cuando presenta uno o más síntomas físicos, y tras un examen médico, éstos síntomas no pueden ser explicados como una enfermedad médica.

Además, pese a que la persona puede padecer una enfermedad, tales síntomas y sus consecuencias son excesivos en comparación con lo que cabría esperar. Todo ello causa a la persona que sufre estas molestias un gran malestar en distintos ámbitos de su vida, comenta Renville.

La especialista expresa que es común encontrar personas que se quejan de haber recorrido varios médicos, sin que les encuentran nada; sin embargo, continúan sintiéndose mal y presentando algunos de los síntomas antes mencionados. A menudo los médicos tratan con fármacos a estos pacientes administrándoles ansiolíticos, pero al cabo de un tiempo éstos vuelven con el mismo problema sin resolver o con otros síntomas diferentes.

Así pues, al final el médico refiere a este tipo de pacientes, al psicólogo alegando que todo es una cuestión de “nervios”. Sin embargo, desde el punto de vista del paciente, el no encontrar una causa física, le hace pensar que puede tener una enfermedad psicológica y consecuentemente teme por su salud mental. Tal vez, por este motivo, cada vez hay más gente que busca una primera respuesta en medicinas alternativas que, a larga, tampoco solucionan su problema.

Por qué asistir al psicólogo

Las personas que se encuentran en esta situación, frecuentemente, no creen tener un problema psicológico, y continúan acudiendo de médico en médico para encontrar una respuesta física.

Sin embargo, cuando se indaga un poco en su rutina diaria, éstas personas tienden a darse cuenta de que hay algo en sus vidas que les crea malestar o ansiedad, como duelos no cerrados, que pueden ser la pérdida de un ser querido, un divorcio o cualquier otra situación que le ha lacerado el alma.

No se trata de tener un trauma infantil ni nada por el estilo, simplemente, hay ocasiones en las que algo no se supera y la persona no sabe cómo hacerle frente. También puede darse el caso  de que se lleva un ritmo de vida demasiado acelerado como para que nuestro cuerpo se resienta.

Además, ante un dolor o una molestia física, lo primero que tendemos a pensar es que padecemos alguna enfermedad física, sin embargo, la gran mayoría de las veces no es así. No todos los síntomas o molestias son resultado de una enfermedad física.

La ansiedad, el estrés y la depresión actúan sobre distintas hormonas, provocando cambios en nuestro organismo, que nos hacen más sensibles al dolor e influyen en distintas enfermedades. Un ejemplo serían los estudios que relacionan el estrés con el cáncer. En este sentido, se ha demostrado que éste puede influir tanto en el origen como en el curso de la enfermedad.

Del mismo modo, se ha demostrado que las personas que padecen depresión presentan una debilitación del sistema inmunológico o de defensa, con lo que pueden enfermar con más facilidad o bien les puede ser más difícil recuperarse de ciertas enfermedades.

Qué hacer

Darse cuenta de la situación no es algo demasiado complicado, no requiere estudios médicos, ni radiografías. Simplemente basta con identificar ciertas actitudes en los pacientes.

Este tipo de enfermedades son algo muy común en las personas, sobre todo en los tiempos que corren, en donde el miedo y la ansiedad envuelven a las personas. A pesar de esto, comenta Renville, es importante saber apartarse por momento del bullicio de las ciudades y encontrar tranquilidad y momentos de relajación en distintos tipos de actividades. Encontrar el valor de otras cosas, tales como en las personas que nos rodean; o los paisajes; alejarse de aquellas cuestiones que causan ansiedad, como los permanentes exámenes a los que estamos expuestos en la vida y  los problemas económicos y políticos. 

Si usted nota que las 24 horas del día no alcanzan para realizar todas las actividades, entonces es momento de que priorice algunas sobre otras y aquellas que no son tan importantes es mejor dejarlas de lado en beneficio de la propia salud.

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